El 9 de septiembre de 1976 fallecía Mao Zedong a los ochenta y dos años. La muerte del Gran Timonel supuso el final definitivo a la Revolución cultural iniciada diez años atrás, que si bien había perdido fuerza con el final de la década de 1960, todavía seguía marcando el día a día de la República Popular. Tras una década de constantes purgas dentro y fuera del Partido Comunista Chino (PCCh), acompañadas de una oleada de violencia revolucionaria de mano de los Guardias rojos, jóvenes a quienes en un primer momento Mao dio total libertad para actuar al margen de las decisiones del Comité central del Partido, todo parecía indicar que las figuras disidentes dentro del gobierno, aquellas defensores de posturas relativamente liberales, habían perdido la pugna por el poder contra la camarilla de Mao, su mujer Jiang Qing y Lin Biao, quien irónicamente acabaría falleciendo en 1971 cuando intentaba huir en avión de China tras, supuestamente, conspirar contra el anciano líder comunista.
En un
primer momento todo parecía indicar que Lin Biao, ministro de defensa y uno de
los principales instigadores de la Revolución cultural, se convertiría en el
sucesor de Mao Zedong al frente de la China popular. Su caída en desgracia, al
margen de si las acusaciones de conspirador fuesen ciertas o falsas, y su
extraña muerte hicieron que Mao designase a Hua Guofeng como sucesor. Hua había
sido una figura secundaria dentro del PCCh, secundaria pero afín a Mao durante
su lucha contra Liu Shaoqi en la década de 1960, lo que le valió convertirse en
Ministro de Seguridad Pública y viceprimer ministro en 1973. La muerte de Zhou
Enlai en enero de 1976 le hizo alcanzar el cargo de primer ministro, cargo que
combinó con el de Secretario general del PCCh una vez muerto Mao. Su breve
gobierno, si lo comparamos con los veinticinco años de Mao en el poder, es
considerado como el período de transición entre el maoísmo y el modelo
aperturista de Deng Xiaoping, período de transición caracterizado por la lucha
entre Deng, apoyado por Hua, y la Banda de los Cuatro, la línea dura del PCCh
formada por Jiang Qing, Zhang Chunqiao, Yao Wenyuan, y Wang Hongwen.
Los
excesos de la Banda de los Cuatro la habían hecho extremadamente impopular
entre las clases populares. Tras la muerte de Lin Biao, Jiang y su camarilla se
habían constituido como los principales defensores del proceso revolucionario
iniciado en 1966, lo que les llevó al enfrentamiento con la camarilla de Zhou
Enlai, Deng Xiaoping y Ye Jianying. Cuando Zhou Enlai falleció, esta camarilla
hizo uso de su poder dentro de las más altas esferas del partido (dos miembros
de la misma, Zhang Chunqiao y Wang Hongwen era miembros permanentes del
politburó) para declarar la prohibición de muestras de luto por la muerte del
primer ministro, lo que llevó a enfrentamientos entre las autoridades pekinesas
y los habitantes de esta ciudad que se habían reunido en la Plaza de Tiananmén
para mostrar sus condolencias. La muerte de Mao menos de un año después aumentó
la rivalidad entre el grupo de Jiang y el Deng. Zang y Wang eran miembros
permanentes del politburó, pero Hua y Ye Jianying también. Ambos trazaron una
alianza con Deng Xiaoping, Wang Dongxing, jefe de la seguridad personal de Mao;
Luo Qingchang, jefe de los servicios de inteligencia, y otros miembros del
politburó como Li Xiannian y Chen Xilian. El golpe contra la Banda de los
cuatro tiene lugar el 6 de octubre. Todos los miembros de la camarilla serán
arrestados, así como Mao Yuanxin, sobrino del Gran Timonel cercano al grupo de
Jiang y firme defensor del modelo de su tío.
La Banda
de los Cuatro fue sometida a juicio. Jiang Qing y Zhang Chunqiao fueron
condenados a muerte, condenas que fueron conmutadas por cadena perpetua,
mientras que Wang Hongwen y Yao Wenyuan recibieron prisión permanente y veinte
años de prisión, respectivamente. Jiang, enferma de cáncer, se suicidaría en
1991 tras ser liberada de prisión a causa de su enfermedad. Zhang fue
igualmente liberado en 1998, falleciendo también de cáncer en 2005.
Con la
Banda de los Cuatro fuera de juego, comienza el período del Boluan Fanzheng,
que se traduce como Eliminar el caos y
volver a la normalidad. Se criticarán los crímenes de la revolución
cultural y se rehabilitará a figuras como Liu Shaoqi o Peng Dehuai, n sin ello
dejar de reivindicar el legado de Mao. Con todo, no pasó mucho tiempo hasta que
la alianza entre Deng y Hua se rompiese. El primero era defensor de una
apertura en el ámbito económico mientras que el segundo, pese a ser crítico con
los excesos de la Revolución cultural defendía el modelo económico de corte
soviético implementado por Mao. Hua se valdría del apoyo de Wang Dongxing, Li
Xiannian, Wu De, Ji Dengkui y Chen Xilian mientras que Deng contó con Chen Yun,
Hu Yaobang, Zhao Ziyang, Wan Li, Hu Qili y Xi Zhongxun, padre del actual
presidente Xi Jinping. La facción aperturista acaba por imponerse y a finales
de 1978 comienza la llamada Reforma Económica China, el abandono del modelo
marxista para dar paso a una economía mixta, el llamado socialismo con
características chinas.
El ascenso al poder de Deng fue un proceso paulatino. El líder reformista nunca ocupo los cargos ni de secretario general del PCCh ni de primer ministro. En 1978 se convirtió en Presidente de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, órgano recién creado, en 1981 en Presidente de la Comisión Militar Central y en 1982 en Presidente de la Comisión Asesora Central. Deng sin embargo se preocupó de colocar a sus más estrechos colaboradores entre los altos cargos del país: Zhao Ziyang como primer ministro y Hu Yaobang como secretario general del PCCh. El cargo de presidente de la República Popular China lo ocuparía Li Xiannian, quien a diferencia de los dos anteriores se había posicionado del lado de Hua y su línea socialista. Sin embargo, tras la caída de Liu Shaoqi a finales de la década de 1960, el cargo de presidente adquiriría un papel ceremonial y simbólico, con escaso poder político real.
El primer
paso de la reforma económica de Deng fue el de la campaña de las Cuatro
Modernizaciones: Agricultura, industria, defensa y ciencia. El concepto ya
había sido utilizado durante la primera mitad de la década de 1960, antes del
estallido de la Revolución cultural, cuando la facción de Liu Shaoqi todavía
conservaba el poder. En la agricultura, la reforma económica se materializó en
el abandono del sistema de comunas y la vuelta a la pequeña propiedad familiar.
La vuelta a un modelo de propiedad también se vio en los comercios urbanos. En
el campo industrial se puso en marcha una campaña de puertas abiertas con ojo a
Occidente y Japón, países que estaban comenzando a deslocalizar su producción
industrial a los países subdesarrollados del Sudeste Asiático. China iría un
paso más allá y acabaría convirtiéndose en la fábrica del mundo.
Esta
política de liberalización económica no se puede entender sin el papel de las Zonas
económicas especiales de China, urbes en las que se dejaba de lado la economía
planificada propia del socialismo, estableciéndose un régimen liberal que
resultara atractivo a ojos de la burguesía internacional. Las cuatro primeras
Zonas económicas especiales fueron Shenzhen, Zhuhai y Shantou en Cantón y
Xiamen en Fujian, ambas provincias del sur de China, región que históricamente
había estado estrechamente relacionada con el comercio. La apertura de estas
primeras cuatro zonas vino de la mano de Xi Zhongxun en 1979 y posteriormente
se les sumarían Ningbo, Dalian, Qinhuangdao, Tianjin, Cantón, Yantai, Qingdao,
Lianyungang, Nantong, Shanghái, Wenzhou, Fuzhou, Beihai y Zhanjiang. Los
aperturistas chinos van un paso más allá en 1988 haciendo de la provincia
entera de Hainan una Zona económica exclusiva, con vistas a la industria del turismo.
Las intenciones del PCCh quedaron reflejadas en medidas posteriores, como la
eliminación de visados para los ciudadanos de más de cincuenta países en el año
2018.
En el
campo científico también se vivieron avances. En 1985 se abre la Base Gran Muralla
en la Antártida y comienza la construcción de las centrales nucleares de
Qinshan y la Bahía de Daya, las dos primeras de China. El ejército se moderniza
y comienzan a presentarse diseños originales, y no copias de aparatos
soviéticos como había ocurrido hasta aquel momento. El distanciamiento con la
URSS había llegado al punto de no retorno, como bien quedo patente en el apoyo
chino a los muyahidines afganos y a los Jemeres Rojos camboyanos, contrarios al
Vietnam pro soviético que acabo por invadir la Kampuchea Democrática en 1978.
La década de 1980 estaría marcada por una serie de enfrentamientos fronterizos
con Vietnam que se saldaron con miles de muertes. Algunas estimaciones hablan
de mil seiscientos vietnamitas y dos mil chinos. Muchos comunistas occidentales
y del tercer mundo habían puesto sus ojos en China tras el proceso de
desestalinización y comenzaron a percibir a la URSS de Kruschev y sus sucesores
como socialimperialistas. La traición de Deng al socialismo, y su apoyo a
fuerzas claramente antirrevolucionarias como a los muyahidines afganos o a
UNITA en Angola, dejó a estos mismos comunistas huérfanos, carentes de
cualquier referente internacional con, tal vez, la salvedad de Albania. El
maoísmo, o más bien el denominado marxismo-leninista-maoísmo, siguió
existiendo, pero fuera de China, con movimientos como Sendero Luminoso o los
naxalitas indios.
Es también
durante el gobierno de Deng, en el año 1980, cuando se establece la polémica
ley del hijo único. Bajo el gobierno de Mao la población china había aumentado
de quinientos cincuenta y dos millones en 1950 a novecientos treinta millones
en 1976. Ya durante la última década de gobierno del Gran Timonel se habían
tomado algunas medidas como recomendar un intervalo de tres años entre hijo e
hijo o no tener más de dos. Fue en 1979 cuando Chen Yun propuso medidas más
radicales: multas y uso obligatorio de métodos anticonceptivos, por lo general
de Dispositivo intrauterino. También se llevaron a cabo esterilizaciones
forzadas, tanto vasectomías como ligaduras de trompas. A diferencia de lo
comúnmente creído, el gobierno nunca llevó a cabo campañas de aborto
obligatorio y acabó por desaconsejar este método debido a sus riesgos. Los
efectos de la política del hijo único son de sobra conocidos: abortos y
abandonos de niñas debido a la concepción patriarcal de la familia china. Otras
muchas acabaron dadas en adopción en Occidente. En 2015 el gobierno chino
levantó la prohibición, permitiéndose tener un segundo hijo y en 2021 se
levantaron todas las prohibiciones. Ciertas minorías étnicas como los uigures
estuvieron exentos de la ley del hijo único.
La
implementación del capitalismo no sé quedó en las Zonas económicas exclusivas y
llegó a todos los rincones de China acompañada de un cambio de mentalidad. A medida
que las discotecas ganaban popularidad, las óperas revolucionarias de la época
de la Revolución la perdían. Animes como Doraemon comenzaban a inundar las
televisiones y con la Constitución de 1978 se garantizaba la libertad de culto.
En otras palabras, el liberalismo no sé limitó a lo económico. Las mismas
universidades donde dos décadas antes había nacido la Gran Revolución Cultural
Proletaria se habían convertido en el centro de difusión de ideas
liberalizadoras y anticomunistas de la mano de intelectuales como Wang Ruowang
o el astrofísico Fang Lizhi. A finales de 1986 estallan protestas estudiantiles
en Hefei reclamando una mayor libertad de expresión en las aulas. Las
manifestaciones se extienden a Shanghái, pero concluyen en enero de 1987 sin incidentes
violentos. Se calcula que el 2% de todos los estudiantes chinos participaron en
las protestas, antesala de lo que iba a ocurrir en 1989. Con todo, las
protestas sí que tuvieron consecuencias dentro del PCCh. La inacción de Hu
Yaobang le costó el cargo, que sería ocupado por Zhao Ziyang. En noviembre
abandonaría el cargo de primer ministro, que pasaría a ser ocupado por Li Peng.
Puede que
Deng fuese un contrarrevolucionario, pero no era idiota. El líder chino era
perfectamente consciente de lo que ocurriría en la sociedad china una vez el
liberalismo económico fuese introducido. Por ello, en 1979, punto de partida de
la Reforma económica china, se establecieron los Cuatro Principios
Fundamentales, los cuatro puntos sobre los cuales no cabía debate alguno: la
defensa del sendero socialista, la defensa de la democracia popular, la defensa
del liderazgo del PCCh y la defensa del pensamiento Mao Zedong. Ni decir que si
Mao hubiese visto lo que iba a hacer Deng con el partido y con China le hubiese
mandado fusilar al más puro estilo soviético.
Puede que
los postulados de Deng, quien defendía sin tapujos la implementación de unas
medidas capitalistas que poco o nada se parecían a la NEP de Lenin a la vez que
se retrataba como un firme defensor del marxismo y del Pensamiento Mao Zedong,
resulten hipócritas, pero sirvieron de justificación ideológica para perpetuar
el régimen, frustrando así todo intento por parte de los sectores liberales de
derrumbar el modelo autoritario del PCCh. Ya en 1983 tuvo lugar la primera
campaña por parte del gobierno en contra de lo que se denominó liberalización
burguesa. Esta recibió el nombre de Campaña contra la Contaminación Espiritual
y centró sus esfuerzos en combatir las corrientes contrarias al gobierno, tanto
las derechistas como en menor medida las izquierdistas, contrarias a la
apertura económica, pero también en poner freno a la proliferación de material
pornográfico.
Volviendo
a la situación de los campus universitarios, las protestas no tardaron en
volver a aparecer. Hu Yaobang se convirtió en el referente de los liberales por
lo que tras su muerte el 17 de abril de 1989 comienza a convocarse concentraciones
en su memoria, que rápidamente pasan a ser manifestaciones. A los estudiantes
defensores de una liberalización se unieron algunos grupos de obreros, si bien
el estudiantado siguió siendo la base de las concentraciones. También
existieron otras reivindicaciones y motivos: la cada vez mayor corrupción, el
nepotismo dentro del PCCh y las desigualdades producto de la reforma económica.
Este último punto es importante, pues fue el empobrecimiento de una gran parte
de la población china la que empujó a muchos a manifestarse en contra de Deng y
sus aliados. En este aspecto destaca el sindicato de la Federación Autónoma de Trabajadores
de Pekín, fundado en abril de 1989 y que si bien se mostraba contrario al
aperturismo de la economía china, era anticomunista y pro capitalista.
Pekín fue
el núcleo de las protestas, localizadas en la Plaza de Tiananmén. Las cifras
exactas de manifestantes varían considerablemente, pero el mínimo se suele
situar en los cien mil. La situación comienza a tensarse a partir de una
editorial del Diario del pueblo del 26 de abril, que llama a aplastar las
manifestaciones, considerando que se trata de una insurrección contra el
partido y la naturaleza misma del Estado chino, algo que al fin y al cabo no
era ninguna mentira. El gobierno se ve dividido. Zhao Ziyang, perteneciente a
la línea más reformista del PCCh, se muestra favorable a negociar con los
estudiantes, algo que acabará haciendo sin ningún éxito. Por otro lado, el
primer ministro Li Peng y Li Xiannian se muestran contrarios a todo tipo de
concesión. Las protestas pasan a las huelgas de hambre, todo esto coincidiendo
con una visita de Mijaíl Gorbachov, el líder reformista por antonomasia, entre
el 15 y el 18 de mayo. La situación se tensa y Deng y sus aliados, viendo la
crisis que atravesaban la URSS y el Pacto de Varsovia en Europa, acaban
decantándose por la opción de Li Peng, la represión del movimiento.
El 20 de
mayo se declara la Ley marcial. En la capital se despliega un cuarto de millón
de soldados del Ejército Popular de Liberación. La tarde de 3 de junio comienza
el desalojo de la plaza y de sus inmediaciones, realizándose disparos al aire
con munición real. No pasa mucho tiempo hasta que tienen lugar las primeras
muertes. Para el día 5 la operación militar ya había concluido. Las cifras de
muertos no son exactas, siendo la oficial de cerca de trescientos
manifestantes, trece policías y diez soldados. Otras fuentes, ligadas a
individuos y organismos occidentales, elevan las muertes de manifestantes a dos
mil. La estimación más exagerada vino, como no, de la mano de británicos y
australianos, quienes probablemente sean los mayores rivales, por no decir
enemigos, de la China popular. El embajador de Reino Unido Alan Donald y el
primer ministro australiano Bob Hawke afirmaron, sin ningún tipo de prueba, que
las muertes ascendían a diez mil manifestantes.
De
cualquier forma, pese a que el gobierno logró aplastar el movimiento de Tiananmén,
dentro del partido hubo purgas como respuesta a la crisis. El caso más evidente
fue la de Zhao Ziyang. El líder reformista fue apartado del poder el 24 de
junio de 1989, siendo sucedido por Jiang Zemin como secretario general del
PCCh. Lo mismo se puede decir de otras figuras de segundo orden como Hu Qili o Bao
Tong. Este último, mucho más liberal que Zhao, fue encarcelado, permaneciendo
en prisión hasta 1996.
En líneas
generales, la llegada de la nueva década trajo una renovación de todos los
altos cargos del gobierno. Deng Xiaoping, quien había abandonado el cargo de
presidente de la Comisión Asesora Central en 1987, abandonó la presidencia de
la Comisión Militar Central el 9 de noviembre de 1989, pasando esta a manos de
Jiang Zemin, el nuevo hombre fuerte de China. Li Peng por el contrario
permaneció en el cargo de primer ministro hasta 1998, cuando sería sustituido
por Zhu Rongji. De cualquier forma, durante la década de 1990 el cargo de
presidente, que recordemos hasta aquel entonces tenía un carácter simbólico,
fue ganando fuerza frente al de primer ministro. En 1993 Jiang Zemin se hace
con la presidencia. A día de hoy, el cargo de presidente es el de mayor
importancia dentro del Estado chino.
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