Tras la muerte de Pablo Escobar y la caída de su organización criminal en 1993, el Cártel de Cali se constituyó como el mayor grupo narcotraficante de Colombia y del mundo, que como ya se dijo en la anterior entrada, llegó a controlar el 80% del tráfico mundial de cocaína. Con el Cártel de Medellín destruido, el grupo de los hermanos Orejuela apenas tenía rivales, además de contar con una gigantesca influencia en la política, llegando a financiar la campaña de Ernesto Samper, presidente de Colombia entre 1994 y 1998. Acorralado por las acusaciones, Samper daría la espalda a los hermanos Orejuela y pondría en marcha una dura campaña contra el Cártel de Cali.
En 1995,
con la captura de estos narcotraficantes, el Cártel de Cali queda disuelto
dejando un vacío aprovechado por distintas organizaciones criminales y
narcomilitares, sobre todo el Cártel de la Costa y por el Cártel del Norte del
Valle. El primero sería desmantelado en 1998 mientras que el segundo continuó
su actividad hasta el año 2012.
El
gobierno de Samper continuará las políticas privatizadoras de César Gaviria,
algo que generará un gran malestar dentro de las capas populares de la
población colombiana. La lucha guerrillera se intensifica, con las FARC-EP
volviendo a las armas tras la campaña de represión llevada a cabo por grupos
paramilitares contra el partido Unión Patriótica, vinculado a la guerrilla. El
grupo conocido como Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU) sería la
más importante célula paramilitar hasta la creación de las Autodefensas Unidas
de Colombia en 1997, heredera directa de las ACCU. Sin embargo, la Coordinadora
Guerrillera Simón Bolívar se disolvería en 1994 debido a las discrepancias
entre las FARC-EP y el ELN, que comenzaron a luchar por separado contra el
gobierno de Semper.
Las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) nacen como fusión
de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá, las Autodefensas de Puerto
Boyacá y las Autodefensas Campesinas de Magdalena Medio, liderada por Carlos
Castaño, paramilitar estrechamente relacionado con el Cártel de Cali, siendo
uno de los fundadores de los Pepes. Moriría en extrañas circunstancias en 2004,
lo más seguro asesinado por sus propios hombres. Las AUC estarían fuertemente
relacionadas con las distintas organizaciones del narcotráfico, sobre todo con
el Cártel del Norte del Valle.
En 1998
los combates fueron especialmente duros, destacando las batallas de la Quebrada
El Billar y de Tamborales, ambas entre el ejército y las FARC-EP, resultando
estas últimas vencedoras en ambos enfrentamientos. Ese mismo año resulta
elegido presidente el conservador Andrés Pastrana. Será Pastrana el responsable
de firmar el polémico Plan Colombia en colaboración con los Estados Unidos. El
plan incrementaba la colaboración entre los gobiernos de ambos países en su
lucha contra los cárteles de la droga y las guerrillas socialistas. Criticado
por subordinar Colombia a los intereses estadounidenses, el plan finalizó en
2015, si bien la colaboración ente ambos países continua hasta el día de hoy, incrementada
por la enemistad hacia la vecina Venezuela, gobernada desde el año 2000 por el
chavismo.
La intensa
actividad guerrillera de la década de 1990 continuó durante la primera década
del Siglo XXI. Los combates entre las FARC-EP y la AUC obligan a miles de
civiles a huir. En 2002 estalla una nueva polémica con el llamado Pacto de
Ralito, un acuerdo secreto entre importantes políticos colombianos y grupos
paramilitares. Esto no era algo nuevo, pues ya desde su fundación, las AUC
habían colaborado estrechamente con el gobierno. Otro ejemplo de colaboración
se encentra en la Operación Orión, una redada en las barriadas de Medellín en
la que las AUC y el ejército colaboraron a la hora de arrestar y expulsar del
barrio a los guerrilleros de las FARC-EP y el ELN. Sin embargo, Castaño, a
diferencia de sus subordinados y de otros líderes paramilitares, era contrario
al Pacto de Ralito.
El 7 de
febrero de 2003 el Club El Nogal de Bogotá sufre un atentado con coche bomba
que deja treinta y seis muertes. Se acusó a las FARC-EP de llevar a cabo el
atentado, algo que la organización negó. Todo esto mientras surgen nuevos
grupos narcotraficantes como el grupo de Los Rastrojos, fundado en 2003 por
disidentes de las AUC. En 2008 tiene lugar una crisis internacional con Ecuador
a partir de la Operación Fénix, el asesinato del comandante de las FARC-EP Raúl
Reyes por parte del ejército en suelo ecuatoriano.
Sin
embargo, el mayor escándalo de la década fue el de los Falsos positivos, las
ejecuciones de civiles para hacerlos pasar por guerrilleros. Si bien esto era
algo que se llevaba realizando desde la década de 1980, la mayor parte de
ejecuciones tuvieron lugar bajo el gobierno de Álvaro Uribe Vélez entre 2002 y
2010, en especial a partir de 2006. Se calcula que entre tres y diez mil
personas fallecieron en las ejecuciones. Las AUC se disuelven oficialmente en
2006, pasando muchos de sus miembros a otros grupos derechistas como las
Águilas Negras o las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, llamadas así por el
histórico líder liberal colombiano Jorge Eliécer Gaitán.
Las
FARC-EP cada vez se ven más debilitadas por lo que se busca una salida
diplomática al conflicto, si bien muchos integrantes de la guerrilla temen que
al alto al fuego le suceda una oleada de represión, como ocurrió en la década
de 1980 con los Acuerdos de La Uribe y las ofensivas paramilitares contra Unión
Patriótica. Las negociaciones entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las
FARC-EP, desarrolladas en la Habana y Oslo, comienzan en 2012. Santos había
llegado al poder en 2010 con el Partido Social de Unidad Nacional, de corte
uribista. Sin embargo, la oposición de Uribe a las negociaciones de paz llevó a
que el partido adoptase posturas más liberales y alejadas del conservadurismo
del expresidente colombiano.
En
septiembre de 2016 el gobierno colombiano, representado por Humberto de La
Calle, y la guerrilla, representada por Iván Márquez, firman un primer acuerdo
de paz. El 2 de octubre de ese año se celebraría un plebiscito nacional que
dejaba en manos del pueblo la aprobación de la paz. Para sorpresa del gobierno y de la comunidad internacional, el
no a la paz, postura fuertemente defendida por Uribe, ganó con el 50.21 % de
los votos. Debido a esto, el gobierno y las FARC reformularon los acuerdos,
enviándolos al parlamento, donde fueron aprobados, esta vez sin referéndum. Las
FARC-EP se reorganizaron como partido político bajo el nombre de Fuerza
Alternativa Revolucionaria del Común.
Sin
embargo, la firma de los acuerdos no ha supuesto el final del conflicto
colombiano. A las fuerzas guerrilleras del ELN, que se niegan firmemente a dejar
las armas, hay que sumar una gran variedad de grupos disidentes de las FARC-EP
contrarios a la firma de los acuerdos de paz. El propio Iván Márquez,
representante de las FARC-EP en las negociaciones y presunto narcotraficante, lidera
un grupo disidente denominado Segunda Marquetalia, activo desde 2019. El
gobierno colombiano acusa a la Venezuela de Nicolás Maduro de apoyar a este
grupo, algo que contrasta con el asesinato de Jesús Santrich, líder del grupo
junto a Márquez, en 2021 a manos de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana de
Venezuela. Igualmente, en este año 2021 el grupo disidente Frente Décimo ha
protagonizado varios combates con la Fuerza Armada Nacional Bolivariana en la
frontera entre este país y Colombia.
Si bien las disidencias de las FARC-EP gozan de una gran fuerza, el
mayor grupo insurgente sigue siendo el ELN. Con una fuerte presencia guerrillera
tanto en el este como en oeste del país, incluyendo zonas fronterizas con Venezuela
y Ecuador, en los últimos años el ELN no solamente ha combatido al gobierno y a
grupos paramilitares como las Autodefensas Gaitanistas de Colombia y las
Águilas Negras, sino también a mafias del narcotráfico como el Clan del Golfo,
los Pelusos o los Caparros y a las disidencias de las FARC-EP, sobre todo el Frente
Gentil Duarte y la Nueva Marquetalia). El 17 de enero de 2019 el ELN llevaría a
cabo el primer atentado suicida de la historia de Colombia, un ataque con coche
bomba contra la escuela de policía General Santander de Bogotá que dejó
veintitrés muertes incluyendo la del atacante.
En 2021 Colombia, y en especial los núcleos urbanos, se vieron agitados por una serie de protestas contra las subidas de impuestos. Las protestas acaban por dar paso a los disturbios. Cerca de setenta personas fallecieron, a los que hay que sumar más de ochenta desaparecidos. Sin embargo, las protestas contra el gobierno conservador de Iván Duque no se tradujeron en un incremento de la actividad guerrillera. A día de hoy la actividad guerrillera se encuentra localizada lejos de los grandes núcleos y la mayoría de los combates se desarrollan entre distintos grupos y no tanto contra el gobierno colombiano.
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