Es bien conocida la
historia del nazismo y el fascismo en Europa, pero en lo que al totalitarismo
nipón de la Segunda Guerra Mundial se refiere, el desconocimiento suele ser
bastante mayor. En primer lugar, porque no era una ideología como tal, algo que
sí eran el nazismo y el fascismo, con unos puntos y objetivos explicados en
libros y manifiestos que, si bien cambiaron con el paso de los años, sirvieron
como una base sobre la que se desarrollarían ambas ideologías. Es más,
recordemos que el Pacto Tripartito de 1940 fue una alianza geopolítica y
militar, no ideológica, si bien los tres países firmantes eran fuertemente
anticomunistas (También firmaron el Pacto Anti-Komintern). Es más, la Italia
fascista y la Alemania nazi tenían más en común con regímenes europeos con los
que estaban enemistados, como la Austria de Dolfuss, que con el lejano Japón.
No se puede entender
la historia de Japón, y mucho menos el totalitarismo de la Era Showa, sin
hablar del shinto (camino de los dioses), religión tradicional del Archipiélago
Japonés, fuertemente ligada a la identidad nacional del país. El shinto (sintoísmo) es una religión
politeísta que podría considerarse una evolución del animismo, afirmando la
existencia de espíritus (kami) presentes en la naturaleza. Gran parte del shinto es explicado en el
Kojiki, el libro más antiguo de la historia del Japón, el cual data del año 712.
Otro rasgo
característico del shinto, y compartido con las religiones tradicionales
orientales, es el culto a los antepasados. También es importante señalar la
coexistencia del budismo y el sintoísmo, habiendo aún a día de hoy, personas
que procesan ambas religiones. En el Nihonshoki, el segundo libro más antiguo de
Japón, escrito en el año 720, se reconoce el carácter divino del emperador
(Tenno), el Arahitogami, un “dios convertido en humano”, siendo el primero
Jinmu , figura legendaria y probablemente ficticia que reinó entre el 660 y el
585 a.C. El primer emperador del que se tiene constancia histórica es Ōjin
Tennō, nacido en el año 210 y fallecido en el 310. Supuestamente, y hay
polémica al respecto, todos los hombres que han sido emperadores de Japón,
hasta el actual Naruhito, son descendientes de Ōjin Tennō. Esto quiere decir
que, supuestamente, en Japón sólo ha existido una única dinastía que ha
gobernado el país por casi dos mil años.
No obstante, el
monarca-dios de Japón perdería su poder político en el año 1100, siendo el
shogun, un cargo militar abreviación de Seii Taishōgun, el Gran general apaciguador de los bárbaros. Este nombre tiene su
origen en los conflictos entre Japón y los Emishi, las tribus del norte de la
Isla de Honshu. En el Siglo XVI comienzan a llegar los primeros europeos,
españoles y portugueses, a Japón, en su mayoría misioneros católicos. Si bien
en un principio el shogunato, es decir, el gobierno del shogun, permitió la
entrada de los gaijin (extranjeros), en el año 1639, ante la cada vez mayor
popularidad del cristianismo, que amenazaba la estabilidad interna del Japón
shinto-budista, entra el vigor la política del Sakoku, la cual prohibía a los
extranjeros (a excepción de algunos comerciantes neerlandeses) entrar en Japón
y a los japoneses salir. La pena por incumplir el Sakoku era la muerte.
El aislamiento de
Japón resulta contraproducente pues mientras que las naciones europeas y
Estados Unidos entran en la Revolución Industrial, Japón queda estancado en un
estado feudal incapaz de hacer frente a una invasión extranjera. El creciente
comercio entre Estados Unidos y China, sumisa a Occidente tras la Primera Guerra del Opio (1839-1842), la cada vez mayor presencia de balleneros
estadounidenses en el Océano Pacífico a Japón y la creciente monopolización de
los yacimientos de carbón por parte de las potencias coloniales europeas en
Asia llevaron a que el presidente estadounidense Millard Fillmore enviase una
expedición a Japón., al mando del comodoro Matthrew Perry, con el objetivo de
poner fin al Sakoku. En 1854 Perry llega al país y en un claro ejemplo de diplomacia de cañonero obliga, al
amenazar con bombardear Tokio, al país a abrirse al resto del mundo, comenzando
así el período histórico conocido como Bakumatsu, la caída del Shogunato
Tokugawa, en el poder desde 1600.
El Bakumatsu se
caracterizó por la cada vez mayor importancia del movimiento Ishin Shishi,
defensores de la monarquía centralista y contarios al modelo feudal del
shogunato. Además, la llegada de Perry coincidió con un aumento de las
tensiones entre el gobierno de los Tokugawa y los Tozama Daimyo, señores
feudales cuyos antepasados habían perdido contra las fuerzas Tokugawa en la
Batalla de Sekigahara de 1600, la que permitió a este clan alcanzar el poder,
siendo sus casas nobiliarias excluidas permanentemente de todas las posiciones
poderosas dentro del shogunato. Las tensiones dan paso a la guerra en el año
1868, enfrentando a los partidarios del emperador Mutsuhito y a los seguidores
del Shogun Tokugawa Yoshinobu. Las Guerras Boshin, como se conoció a esta
contienda, finaliza con Yoshinobu refugiado en la República de Ezo, en la Isla de Hokkaido, al norte del
archipiélago. La República de Ezo cae en 1869 si bien a Yoshinobu se le
perdonará la vida. Hokkaido, poblada por la etnia ainu, queda así integrada
dentro de Japón. No obstante, Hokkaido permanecerá siendo un lugar poco poblado
y relativamente aislado. Es más, la mayoría de japoneses pobres que emigraron a
finales del Siglo XIX y comienzos del XX prefirieron marchar a países como
Estados Unidos, Perú o Brasil antes que a la inhóspita y fría isla de Hokkaido.
En 1868 se
estableció oficialmente el Imperio de Japón y la figura del emperador recuperó
el poder político, conservando además su divinidad, algo que fue hábilmente
aprovechado por los Ishin Shishi para dar unidad al país. Esto era importante
pues en el año 1871 los feudos son abolidos y sustituidos por un sistema de
prefecturas, lo que provocó el resentimiento de los señores feudales. Pero si
hubo grupo afectado por la llamada Restauración Meiji (Meiji es el nombre
póstumo por el que se conocería a Mutsuhito) esos fueron los samuráis. Famosa
es la Rebelión de Satsuma en 1877 en la que más de veinticinco mil guerreros se
alzaron en armas contra el gobierno, siendo la rebelión aplastada al cabo de
nueve meses por el Ejército Imperial.
Japón sería una
monarquía absoluta hasta el año 1885 cuando se establece un modelo
parlamentario inspirado en el inglés. No obstante, el voto es censitario y el
sufragio universal masculino no se concederá hasta el año 1925. Japón entra con
retraso en la Revolución Industrial. El gobierno de Mutsuhito pone en marcha
una serie de ambiciosas medidas económicas y sociales para salir del atraso: Se
inauguró un nuevo sistema educativo de inspiración occidental para todos los
jóvenes y miles de estudiantes son enviados a los Estados Unidos y Europa. Se
contrató a más de tres mil profesores occidentales para enseñar ciencia
moderna, matemáticas, tecnología e idiomas extranjeros en Japón. El primer
campo donde se desarrolló la industria japonesa fue el textil, con el algodón y
especialmente la seda. Para la década de 1890, la Industria textil nipona
dominaba el mercado nacional y competía con éxito con los productos británicos
en China e India. El crecimiento
industrial pronto pasó a otros campos, como el naval o el ferroviario. No
obstante, el país asiático tenía escasez de materias primas por lo que, de
igual manera que habían hecho las potencias europeas en África, puso en marcha
una política expansionista.
El emperador Mutsuhito, más conocido por su nombre póstumo, Meiji. Bajo su reinado se puso fin al Bakumatsu y comenzó la industrialización de Japón.
En un contexto de
fuerte cambio social y económico surgen las primeras sociedades secretas
nacionalistas japonesas como es el caso de la Koyōsha, fundada por los ex
samuráis Hiraoka Kotarō y Tōyama Mitsuru. Ambos
eran contrarios a la Restauración Meiji y a la apertura a Occidente. No
obstante, esta sociedad, cuya fecha de fundación es desconocida, fue disuelta
tras el fracaso de la Rebelión de Satsuma. La
Koyōsha supuso la base para la creación en 1879 de la Sociedad del
Océano Negro (Gen'yōsha), organización que operaba como una auténtica
mafia.Prueba de ello fue la oleada de violencia desatada durante las elecciones
japonesas de 1892 con el apoyo del gobierno de Masayoshi Matsukata. La
Gen'yōsha igualmente actuó en el exterior, más concretamente en China y Corea,
llevando a cabo campañas que buscaban el derrocamiento de las Dinastías Qing y
Joseon, lo que beneficiaría a Japón en el ámbito comercial. La Sociedad del
Océano Negro, enemiga de las Triadas (también contrarias al gobierno de los
Qing) estableció una serie de burdeles en China que además de servir como
fuente de ingresos, servían para chantajear y sonsacar información a través de
prostitutas a clientes importantes, en su mayoría empresarios mineros.
En Corea la
Gen'yōsha estableció un grupo de trabajo para preparar mapas topográficos del
país en previsión de una futura invasión japonesa. El grupo igualmente apoyó al
Movimiento Campesino Donghak, sabiendo que el levantamiento probablemente
llevaría a China y Japón a una guerra. Igualmente, se cree que el asesinato de
la reina Min de Corea en 1895 fue llevado a cabo por miembros de Gen'yosha, a
instancias del embajador japonés en Seúl, Miura Goro. Originalmente ignorada
por los militares, durante la Primera Guerra Sino-Japonesa y la Guerra
Ruso-Japonesa, tanto el Ejército como la Armada encontraron que la extensa red
de recopilación de inteligencia de la Gen'yōsha en todo el Lejano Oriente era
de gran utilidad.
Otra organización
paramilitar secreta fue la Sociedad del Dragón Negro, fundada en 1901 por el
artista marcial Ryohei Uchida, discípulo de Tōyama Mitsuru, fundador de la
Sociedad del Océano Negro. La Sociedad del Dragón Negro realizó a cabo actos de
espionaje durante la Guerra ruso-japonesa, la anexión de Corea, la Revolución
de Xinhai en China o la intervención rusa en la Guerra civil rusa en apoyo de
los blancos anti bolcheviques. El gobierno japonés hizo uso de las dos sociedades
secretas descritas para introducir espías en el Partido Comunista de Japón y en
sindicatos.
Como bien se ha
visto, estas sociedades fueron de vital importancia para llevar a cabo los
preparativos de la campaña colonial japonesa. El expansionismo nipón trató de justificarse
en la premisa de que Japón buscaba liberar a las naciones asiáticas del yugo
europeo. el pan asianismo fue una idea que incluso algunos políticos nipones de
comienzos del Siglo XX llegaron a creer, pero es importante tener en cuenta que
los japoneses, al haber estado relativamente asilados del resto de Asia, y del
mundo, durante tantos siglos, por lo general se veían así mismos como un pueblo
aparte del resto del mundo, la etnia de Yamato. En un período como fue el Siglo
XIX, donde la eugenesia era popular en Europa y Estados Unidos, algunos
científicos nipones comenzaron a hablar de términos como "sangre
pura" a lavez que hablaban de una supuesta superioridad racial de los
Yamato. No obstante, estas teorías tuvieron poca influencia en el país, a
diferencia de en Europa. Al contrario de lo que muchos creen, crímenes atroces
como la Masacre de Nankín de 1937 no estuvieron justificados en la raza. Los
japoneses trataban igual de mal a todos sus enemigos: chinos, coreanos, rusos,
australianos, estadounidenses, etc. Su odio a lo no japonés no estaba basado en
la raza, sino en una idea de excepcionalidad
nipona.
En 1879 Japón invade
el Reino de Ryūkyū, un estado vasallo del decadente Imperio chino donde la
influencia japonesa, sobre todo en las islas del norte, era notable, por lo que
la invasión en parte puede justificarse como un acto de irredentismo, si bien
en la época ya había debate sobre si los habitantes de estas islas eran un
subgrupo de los Yamato o una etnia aparte.
En Corea, igualmente
un estado vasallo de China, la influencia japonesa era cada vez más fuerte. Coincidiendo
con la Rebelión Donghak de 1894-1895, que puso en jaque al gobierno coreano de
Myeongseong de Joseon, también conocida como Min, estallaba la Primera guerra
sino-japonesa. El detonante fue el hundimiento del buque de guerra chino
Gaosheng por parte de Japón. Además de en Corea, chinos y japoneses se
enfrentan en Manchuria, el Mar Amarillo, el Mar de la China Oriental, la
Península de Shandong y Formosa. La guerra concluye en 1895 con la Tratado de
Shimonoseki. Japón obtiene Taiwán, las islas Pescadores y la península de
Liaodong. Temerosos del expansionismo nipón, Rusia, Francia y Alemania
obligaron a Japón a devolver Liaodong a China en mayo de 1895 a cambio de una
compensación económica. No obstante, la más importante consecuencia de la
guerra fue la desaparición de la influencia china en Corea. Por consiguiente,
comienza la rivalidad entre rusos y japoneses por el control de la península.
Cuando en 1895 la emperatriz Myeongseong de Joseon pidió ayuda a Rusia para
evitar la invasión japonesa, es asesinada. El crimen escandaliza a Occidente y
en Hiroshima se celebra un juicio, que resulta ser una farsa, contra los
asesinos, que son finalmente absueltos. En
1897 se proclama el Imperio de la Gran Corea, un estado títere japonés,
con Gojong, viudo de Myeongseong, a la cabeza.
En 1900 en China
tiene lugar la Revuelta de los Bóxers contra occidente, revuelta aplastada por
la Alianza de las Ocho Naciones (Reino Unido, Francia, Alemania, Rusia, Italia,
Austria-Hungría, Estados Unidos y Japón). Rusia aprovecha y ocupa Manchuria. El
Imperio ruso, gobernado desde 1894 por Nicolás II, buscaba un nuevo puerto en
el Océano Pacífico ya que su principal puerto en esta zona, Vladivostok,
permanecía cuatro meses al año congelado. Port Arthur (Lüshunkou) en Liaodong,
parecía un lugar ideal, al encontrase más al sur que Vladivostok, y al ser un
lugar estratégico que permitía controlar el Mar Amarillo. La presencia rusa en
este mar no gustaba nada a Japón, todavía gobernado por Mutsuhito. El 8 de
febrero de 1904 estalla la guerra cuando los japoneses atacan Port Arthur sin
previo aviso. Contra todo pronóstico, son los japoneses los que ganan la
guerra, consolidando su poder sobre Asia Oriental. Japón obtiene la Península
de Liaodong, el sistema ruso de ferrocarriles en Manchuria y la mitad sur de
Sajalín, la cual permanecería en manos niponas hasta 1945, con el término de la
Segunda Guerra Mundial. El 17 de noviembre de 1905 se firma el Tratado de
Eulsa, el cual convierte al Imperio de la Gran Corea se convierte en un
protectorado japonés. En 1907 Gojong abdica en su hijo Sunjong. En 1910 el
Imperio de la Gran Corea se disuelve para dar lugar a una colonia japonesa.
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