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LA GUERRA DE IRAK

El 20 de marzo de 2003 comienza la invasión estadounidense de Irak, una guerra que lejos de someter al país árabe a Estados Unidos llevará a la total desintegración del Estado, al comienzo de una guerra de guerrillas contra los invasores, llevada a cabo en su mayoría por grupos islamistas vinculados a Al Qaeda, y en última instancia a la retirada de las tropas americanas en 2011. Aun a día de hoy, diez años después del final de la guerra, perdura la polémica de si los Estados Unidos ganaron o perdieron la contienda, pues si bien los americanos sustituyeron al gobierno baazista de Sadam Hussein por un gobierno democrático subordinado a los intereses estadounidenses, en 2020 este mismo gobierno se pondría en contra de los Estados Unidos, votando en el parlamento la total retirada de todas las tropas extranjeras establecidas en Irak, tropas que habían vuelto al país con la excusa de la Guerra civil siria y la guerra contra Estado Islámico.

Pero la agresión estadounidense contra el Irak de Sadam Hussein se remonta más de diez años antes de la invasión. Si bien los Estados Unidos de Reagan habían apoyado de forma oficial a Irak en su guerra contra Irán (1980-1988), las presiones israelíes llevaron a que el gobierno americano vendiese elevadas cantidades de armamento a los iraníes en lo que se conocería como escándalo Irán-Contra (los beneficios de la venta de armas serían utilizados para financiar a la guerrilla anticomunista de los Contras en Nicaragua). Dos años después de la guerra contra el país persa, Irak se lanza a la invasión de Kuwait. La respuesta de Estados Unidos y sus aliados, como muestra de apoyo a Israel y a las monarquías de la Península arábiga, en especial Arabia Saudita, no se hizo esperar: el 17 de junio de 1991 se pone en marcha la Operación Tormenta del Desierto, la que se conocerá como Guerra del Golfo, una guerra relámpago que diezma al ejército iraquí, que para 1990 era el cuarto más grande del mundo.


Marines estadounidenses en Bagdad durante la invasión de 2003

Es bien sabido que Estados Unidos y sus aliados tenían la capacidad suficiente para derrocar a Hussein en 1991. Sin embargo, el gobierno de George H.W. Bush optó por frenar el avance y en su lugar apoyar levantamientos armados por parte de los chiíes del sur de Irak y los kurdos del norte. Se establecieron zonas de exclusión aérea en estas zonas con el objetivo de evitar que la fuerza aérea iraquí llevase a cabo campañas aéreas contra los insurgentes. Las zonas de exclusión permanecerían activas de 1991 hasta 2003 y vendrían acompañadas de numerosas campañas de bombardeo, la primera de ellas en enero de 1993. La llegada a la presidencia del demócrata Bill Clinton no supuso un cambio en la política estadounidense respecto a Irak, y en junio de 1993 se reanudan los bombardeos. Le seguirían la Operación Desert Strike en 1996 y la Operación Zorro del Desierto de 1998. Todo esto estará acompañado de unas duras sanciones económicas cuyos efectos sobre la población civil serán devastadores: casi medio millón de personas, en su mayoría niños, fallecerían a causa del hambre.

El 12 de septiembre de 2001, un día después de que Al Qaeda atacase el World Trade Center y el Pentágono, cuando Richard A. Clarke, jefe de antiterrorismo, hablaba con el secretario de Defensa Donald Rumsfeld sobre el bombardeo de posiciones de Al Qaeda en Afganistán, el segundo le contestó: No hay buenos objetivos en Afganistán, bombardearemos Irak. Y es que para Bush Afganistán era una distracción, Irak era el verdadero objetivo de lo que él apodaría, de forma totalmente maniquea, Guerra contra el Terror. En 2002 Irak sería incorporado, junto a Irán y Corea del Norte, al llamado Eje del Mal, países que supuestamente financiaban el terrorismo global, algo que era en parte cierto en los casos de Irán y Corea del Norte, y que en realidad eran simplemente enemigos que Estados Unidos quería destruir. Ese mismo año agentes de la CIA entran en Irak para preparar la invasión.


Militares y civiles iraquíes buscan a un piloto estadounidense cuyo avión había sido derribado durante la invasión de 2003.

La excusa utilizada para invadir Irak, además de la supuesta ayuda de Hussein a grupos como Al Qaeda, fue la posesión de armas de destrucción masiva por parte del régimen iraquí, en especial armas químicas (el programa nuclear iraquí había quedado paralizado durante la guerra contra Irán). Sin embargo, con el objetivo de poner fin a las asfixiantes sanciones económicas, Irak se había deshecho de estas armas a lo largo de la década de 1990, algo que confirmarían los insperctores de las Naciones Unidas enviados al país árabe.

Esto no evitó que el 5 de febrero de 2003, el secretario de Estado Colin Powell compareciese en ONU presentando las supuestas pruebas de que Irak escondía armas de destrucción masiva. La presentación de Powell se basaba en las afirmaciones de Rafid Ahmed Alwan al-Janabi, un emigrante iraquí residente en Alemania que admitiría que sus afirmaciones eran falsas. Los Estados Unidos, Reino Unido, España, Polonia, Italia, Australia, Dinamarca, y Japón lanzaron una propuesta para utilizar la fuerza militar contra Irak, encontrándose con la oposición no sólo de Rusia, sino también de algunos miembros de la OTAN como Francia, Alemania o Canadá. El día 15 tuvieron lugar manifestaciones contra la guerra en todo el mundo. En la celebrada en Roma participarían más de tres millones de personas. Esto no evita que el 17 de marzo Bush lance un ultimátum exigiendo la rendición de Hussein. Tres días después, y sin el apoyo de la ONU, comienza la invasión.

Para el 1 de mayo la invasión de Irak ya había terminado. Fundamental fue el apoyo de los Peshmerga, los milicianos kurdos que atacaron el norte del país mientras los estadounidenses desembarcaban en Basra, al sur del país. La campaña aérea tendría una grandísima importancia hasta el punto de que el mismo día 20 el palacio presidencial de Bagdad fue atacado. La capital cae el 9 de abril tras seis días de lucha. Un día antes, en plena batalla, fallecían tres periodistas: el palestino Tareq Ayyoub, muerto tras sufrir el impacto de un misil aire-tierra en una azotea, y el ucraniano Taras Protsyuk y el español José Couso, quienes murieron en el Hotel Palestina tras sufrir el impacto de munición de tanque. Hussein lograría huir de Bagdad.


Soldados estadounidenses desentierran un caza iraquí MiG-25 de fabricación soviética, enterrado en el desierto para su conservación. 

El 13 de diciembre de 2003 Hussein es capturado en Ad-Dawr, en las cercanías de Tikrit. Sería juzgado por la masacre de Dujail de 1982, en la que más de ciento cuarenta civiles chiíes fueron asesinados por el ejército iraquí como represalia por un intento de asesinato contra Sadam a manos del Partido Islámico Dawa. El juicio estuvo marcado por la violencia, con el asesinato de varios de los abogados de Hussein. La sentencia llegó el 5 de noviembre d 2006: el 30 de diciembre de ese mismo año el ex dictador iraquí fue ahorcado.

Sin embargo, de igual manera que había ocurrido en Afganistán, a la rápida invasión le siguió una larga etapa de insurgencia armada contra los invasores. A los guerrilleros baazistas se les sumaran grupos islamistas tanto chiíes, como el Ejército de al-Mahdi o Kataeb Hezbolá, la rama iraquí del movimiento que surgió en la década de 1980 en el Líbano; como sunníes, dentro de los cuales destacaba por supuesto Al Qaeda. La insurgencia fue especialmente fuerte en la Gobernación de Ambar, en el oeste del país. Fue en esta región donde tendrían lugar las famosas batallas de Faluya, ambas en 2004. En la primera, que tuvo lugar entre el 4 de abril y el 1 de mayo de 2004, los estadounidenses fueron derrotados por los islamistas de Yama'at al-Tawhid wal-Yihad, grupo vinculado a Al Qaeda. La segunda batalla por el control de la ciudad comenzaría el 7 de noviembre y duraría hasta el 23 de diciembre. Los islamistas contarían con la ayuda de milicianos de ideología baazista. Sin embargo, esta vez los estadounidenses, con ayuda británica, lograron vencer.

En 2005 tienen lugar las primeras elecciones tras la invasión, elecciones a las que el Partido Baaz Árabe Socialista de Sadam Hussein no se presenta al haber sido ilegalizado. El ganador de los comicios, celebrados en un clima de violencia y terrorismo y con una enorme abstención de los sunníes, será el chiita Ibrahim al-Jaafari con el 48% de los votos. Las elecciones hubieron de repetirse en diciembre, y volvieron a ser ganadas por Jaarfari. Sin embargo, a partir de 2006 y hasta 2014 el cargo de primer ministro estaría en manos de Nouri al-Maliki.


Tropas estadounidenses en la ciudad de Sadr, principal bastón del Ejército de al-Mahdi, formado por chiitas, en el año 2006. La ciudad fue escenario de duros combates entre 2004 y 2008.

El 22 de febrero de 2006 Al Qaeda ataca la mezquita de Al Askari, una de las más importantes para los chiitas, lo que provocó una escalada de la violencia entre las distintas ramas del islam. Los años comprendidos entre 2006 y 2008 fueron los más violentos en lo que a insurgencia se refiere, sin contar con el surgimiento de Estado Islámico en 2014, una vez los estadounidenses se habían retirado de Irak.

El 27 de febrero de 2009 el recién elegido presidente Barack Obama anuncia la retirada de tropas para finales de agosto de 2010. La lucha contra los distintos grupos insurgentes quedaría en manos de las fuerzas armadas iraquíes. Sin embargo, la retirada total de tropas estadounidenses no llegaría hasta el 15 de diciembre de 2011. Estados Unidos había logrado destruir el gobierno baazista, lo que supuso un gran alivio para Israel, pero fue incapaz de pacificar el territorio: El país árabe había quedado devastado y con un gobierno débil incapaz de hacer frente a los distintos grupos insurgentes. Esto permite que en 2014 una guerrilla suní llamada Estado Islámico de Irak y el Levante, que hasta entonces había tenido escasa relevancia, lance una ofensiva a gran escala. Estados Unidos vuelve a Irak.

Entrada anterior: La Guerra del Golfo

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