El 29 de octubre de 1914 el ya decadente Imperio otomano entra en la Primera Guerra Mundial del lado de Alemania y Austria-Hungría. Debilitado tras la Primera Guerra de los Balcanes (1912-1913), en la cual perdió la mayoría de los territorios que conservaba en el continente europeo, los otomanos se embarcaron en una sangrienta ofensiva contra Rusia en el Cáucaso mientras que las fuerzas franco-británicas atacaban el Sinaí, Mesopotamia y los Dardanelos, a lo que habrá que sumar la Rebelión árabe liderada por Hussein bin Ali y el británico Thomas Edward Lawrence. Este último, el que sería conocido como Lawrence de Arabia, prometió a las tribus árabes la creación de un Estado propio una vez los turcos hubiesen sido derrotados. Sin embargo, el 23 de mayo de 1916 británicos y franceses negocian en secreto el reparto de las tierras de Mesopotamia y el Levante en el que se conocería como Acuerdo Sykes-Picot, quedando para los árabes solamente parte de la desértica Península Arábiga, territorio que en 1932 se constituiría como Arabia Saudí. A través del acuerdo se estipulaba que Francia obtendría Siria y el Líbano mientras que los británicos se quedarían con Irak y Transjordania, dentro de la cual se encontraba Palestina.
Para 1918, año en el que el imperio otomano fue finalmente derrotado, en Palestina ya existía una comunidad judía considerablemente grande, con cerca ochenta y siete mil miembros. Estos, víctimas de persecuciones en toda Europa, habían comenzado a emigrar a la Palestina otomana a finales del Siglo XIX bajo el proyecto del sionismo, ideología ideada por el judío austrohúngaro Theodor Herzl en 1896 la cual defendía la creación de un Estado judío. En 1917 el gobierno británico emite la Declaración Balfour, llamada así por el Ministro de exteriores Arthur james Balfour, el cual prometía, en un intento de ganar su apoyo en la guerra, a los judíos la creación de un Estado hebreo en Palestina.
No pasó
mucho tiempo hasta que comenzaron a surgir disputas entres árabes y hebreos,
sobre todo a partir de la propiedad de las tierras en una región donde el agua
era escasa. Tras la Primera Guerra Mundial tuvo lugar una nueva Aliyá,
migración de judíos, que acabó por empeorar la situación, más teniendo en cuenta
que la región estaba en crisis debido a los enfrentamientos entre los
colonizadores británicos y los rebeldes árabes, que consideraron a los judíos
como aliados de los primeros y comenzaron a atacar las comunas agrícolas
hebereas, los Kibutz. Esto provoca que en 1920 los judíos creen la Haganá, una
milicia de autodefensa.
A comienzos
de 1921 en Jaffa se suceden violentos choques entre judíos y árabes que se
saldan con la muerte de cuarenta y siete hebreos y cuarenta y ocho árabes. Los orígenes
de los disturbios se encuentran en una pelea entre dos partidos socialistas
judíos rivales, el Partido Comunista Judío y el Ahdut HaAvoda. Al ver el
alboroto, los árabes pensaban que los judíos estaban atacando a los suyos, lo
que provocó la violencia entre etnias.
La
enemistad entre judíos y árabes creció en 1929 con la creación de la Agencia
Judía para la tierra de Israel. Esta organización se dedicó a comprar tierras a
propietarios árabes las cuales luego eran arrendadas a agricultores hebreos, quedando
los trabajadores árabes normalmente despedidos. Durante la década de 1930 la
Agencia judía se acabó por convertir en el gobierno de facto de los judíos de
Palestina, cuyos líderes eran elegidos por todos los judíos del mandato. Supuso
la base del futuro Estado de Israel.
El año de 1929 fue especialmente sangriento debido a una serie de pogromos por parte de los árabes en Jerusalén. En Hebrón, sesenta y siete judíos son asesinados. El principal instigador de esta masacre fue el Gran Muftí de Jerusalén Amín al-Husayni, quien en un futuro se convertiría en el principal aliado musulmán de la Alemania nazi.
En 1931 se
funda el Irgún, un grupo terrorista sionista que combatirá no sólo a los árabes,
sino también a las autoridades coloniales británicas. Cinco años más tarde
estalla la Gran Revuelta Árabe cuando varios grupos árabes se alzan en armas
contra el dominio británico. No pasa mucho tiempo hasta que grupos islamistas
como el Comité Central para la Yihad Nacional de Palestina comienzan a atentar.
Los británicos se aliarán con la Haganá para sofocar la insurrección. Los combates
durarán hasta 1939 Ambos bandos cometerán numerosas masacres como la Masacre de
Tiberíades de 1938, en la que diecinueve judíos, entre ellos once niños, son
masacrados por los árabes o un atentado con bomba en un mercado árabe de Jaffa
ese mismo año que se saldó con treinta y tres muertes.
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