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EL FRENTE ORIENTAL. QUINTA PARTE: EL CONTRATAQUE

La derrota en Stalingrado no sólo supone el fracaso de los planes germanos para hacerse con el control del Cáucaso, poniendo fin a la Operación Azul, sino que también supone un indudable punto de inflexión en el desarrollo del Frente Oriental y de la Segunda Guerra Mundial en su conjunto. A la Operación Urano de Zhúkov y Rokossovsky en noviembre de 1942, la cual finalizó exitosamente con el embolsamiento del 6.º Ejército del mariscal von Paulus y sus aliados rumanos en Stalingrado, le sigue la Operación Saturno, iniciada en diciembre y finalizada en febrero de 1943. La ofensiva, al mando de Fiódor Kuznetsov supone un gigantesco éxito que logra liberar las ciudades de Maikop, Rostov del Don, Belgorod y Voroshilovgrado, la actual Lugansk. Las fuerzas de ocupación son expulsadas de toda la zona de la cuenca del Dónets. 

El 19 de febrero, el día después del final oficial de la Operación Saturno, comienza la Tercera Batalla de Járkov, un nuevo intento por parte de los soviéticos de hacerse con la importante ciudad ucraniana. Las tropas de Erich von Manstein logran repeler al Ejército Rojo y para mediados de marzo los soviéticos ya habían sido expulsados en su totalidad de la ciudad. También en el norte los soviéticos sufren reveses: la Operación Estrella Polar de febrero-abril de 1943 en Leningrado fracasa y el inhumano asedio alemán a la ciudad continúa.


El Mariscal Zhúkov, principal general a cargo de las victorias soviéticas en Stalingrado, Kursk y la Operación Bagratión.

La derrota soviética en Járkov permite a los alemanes reagruparse para poner en marcha una fuerte contraofensiva, la Operación Ciudadela, al mando de von Manstein y localizada en las cercanías de Kursk. Las fuerzas de la Wehrmacht y de las Waffen-SS retrasaron la ofensiva hasta el 5 de julio de 1943. Cerca de un millón novecientos mil soviéticos se enfrentarán a un millón de alemanes. Los verdaderos protagonistas del enfrentamiento fueron las unidades blindadas, especialmente en los alrededores del pueblo de Projorovka entre el 9 y el 15 de julio. Las cifras no son exactas, pero se calcula que al comienzo de la batalla los alemanes contaban con entre dos mil ochocientos y tres mil doscientos tanques mientras que los soviéticos contaron con cerca de cinco mil, incluyendo los eficaces T-34 pero también carros de combate de fabricación británica, como los tanques Churchill, y estadounidenses, como el M3 Lee. Por otro lado, los alemanes contaban con dos mil aviones, mientras que los soviéticos tenían tres mil. Tres días después del inicio de la batalla, tiene lugar la Operación Husky, la invasión anglo-estadounidense de Sicilia. El enfrentamiento en Kursk ya había comenzado y la invasión de Sicilia tuvo escaso o nuelo efecto en el desarrollo de los combates, si bien supuso un nuevo revés para Hitler, que ante la traición del rey Víctor Manuel III y el mariscal Pietro Badoglio y otros altos cargos del ejército y el gobierno italiano, se vio obligado a desviar recursos para invadir la Península itálica. 

Volviendo a Kursk, el 12 de julio comienza la contraofensiva soviética, al mando de Zhúkov, con una fuerza de dos millones y medio de soldados. Járkov es igualmente atacada por las tropas de Iván Kónev, comenzando así la cuarta y última batalla por el control de la misma. Las batalla de Kursk y Járkov concluyen el 23 de agosto con una victoria pírrica soviética. Fallecieron ciento setenta y cinco mil alemanes frente a doscientos cincuenta y cuatro mil soviéticos.


Tropas soviéticas avanzan en Kursk en verano de 1943

Con la amenaza de las lluvias de otoño, que ya habían provocado serios problemas a Alemania en 1941, las fuerzas nazis se retiran hacia el ancho río Dniéper, donde comienzan a construirse una serie de fortificaciones, la Línea Panther-Wotan. El plan original contemplaba una línea desde Finlandia hasta Odessa, un plan que no pudo ser completado debido a la escasez de tiempo y recursos. Mientras la Batalla de Kursk tenía lugar, el 7 de agosto más de un millón de soldados al mando de Andréi Yeremenko atacan Smolensk. La ciudad será liberada el 2 de octubre.

Tras los éxitos de Kursk y Smolensk, el grueso de los combates se traslada al río Dniéper, donde más de dos millones y medio de soldados soviéticos se enfrentarán a un millón de alemanes y rumanos en un frente de más de mil cuatrocientos kilómetros de largo, desde Smolensk hasta el mar de Azov. El Ejército Rojo se reorganizará en una serie de grupos de ejército, denominados frentes: en el norte se encuentra el Frente Central, más tarde llamado 1er Frente Bielorruso, al mando de Rokossovsky. Al sur de este el Frente de Voronezh, posterior 1er Frente Ucraniano, de Nikolái Vatutin; el Frente de la Estepa, 2º Frente Ucraniano, de Iván Kóven; el Frente del Sudoeste, 3er Frente Ucraniano, de Rodión Malinovsky, y el Frente del Sur, 4º Frente Ucraniano, de Fiódor Tolbujin.

La Batalla, o más bien la Campaña, del Dniéper fue ante todo un intento de los alemanes de desgastar al Ejército Rojo con el objetivo de poner en marcha una nueva contraofensiva. El plan fracasó y el 23 de octubre las tropas de Kónev liberan Dniepropetrovsk. El 3 de noviembre las fuerzas de Vatutin inician la reconquista de Kiev, finalizada el 23 de diciembre cuando los alemanes abandonan todo intento de recapturar la ciudad, que para mediados de noviembre ya estaba en su mayoría controlada por el Ejército Rojo. 


Soldados soviéticos en el Dniéper. En el cartel pone "Camino a Kiev"

La toma de Kiev supone el final de la Campaña del Dniéper y el comienzo del avance hacia el Dniéster. En el norte, el Frente de Leningrado de Leonid Góvorov, el Frente del Vóljov de Kiril Meretskov y el 2º Frente Báltico de Markián Popov ponen en marcha la Ofensiva de Leningrado-Nóvgorod, iniciada el 14 de enero de 1944 y que logra, con una fuerza de ochocientos mil soldados frente a los quinientos mil del Grupo de Ejércitos Norte, levantar el sitio de Leningrado tras un asedio de dos años y medio que provocó la muerte de un millón de civiles, seiscientos mil a causa del hambre y cuatrocientos mil al ser atacados por los nazis durante las evacuaciones. 

En el sur, las tropas soviéticas avanzan hacia las fronteras de Hungría y Rumanía. Ya en marzo de 1944 las primeras tropas soviéticas, pertenecientes al 2º Frente Ucraniano, penetran en tierras rumanas. El 10 de abril el Ejército Rojo libera Odesa y se avanza hacia Bucovina y Besarabia. Hitler, temiendo que el general Miklós Horthy, regente de Hungría, se cambiase de bando como habían hecho Badoglio y Víctor Manuel III, ordenó la ocupación militar de Hungría en la llamada Operación Margarethe el 19 de marzo. Horthy será cesado como jefe de gobierno y sustituido por Döme Sztójay, más afín a los intereses germanos, si bien Horthy conservara el cargo de jefe de Estado. Tras la invasión alemana, comienza la deportación de los judíos húngaros a campos de exterminio. A diferencia de Horthy, el líder rumano Ion Antonescu tenía una línea ideológica y una forma de actuar más conforme a la del Tercer Reich, por lo que no existía intención de derrocarle. Igualmente, a diferencia de lo ocurrido en la vecina Hungría, las deportaciones de judíos rumanos a campos alemanes había comenzado ya en 1942, si bien durante la guerra se vivieron ciertas pausas, e incluso se permitió la huida en barco de más de trece mil judíos en dirección a Palestina, pese a la oposición alemana. 

No obstante, tras capturar ciertas zonas fronterizas rumanas entre marzo y abril, los soviéticos detendrán su avance por cuatro meses: Crimea todavía no había sido liberada. En la península se encontraban aislados desde noviembre de 1943 un cuarto de millón de soldados alemanes y rumanos. El 8 de abril de 1944 comienza la ofensiva contra las tropas del Eje atrincheradas en la península, la cual se prolongará hasta el 12 de mayo. Sin embargo, la mayoría de las fuerzas germano-rumanas lograrán huir en barco en dirección a Constanza. 

¡Esto es lo que le espera a la Bestia Fascista! Cartel soviético de 1944

Con Crimea reconquistada, el 22 de junio se pone en marcha la largamente esperada ofensiva de verano, la Operación Bagration, que recibe su nombre en honor al general ruso Piotr Bagatrión, que murió en 1812 en la guerra contra Napoleón. Coincidiendo con el desembarco de Normandía, más de dos millones de soviéticos penetran en los Países Bálticos, Bielorrusia y Polonia, destruyendo casi en su totalidad al Grupo de Ejércitos Centro: entre las dos primeras semanas de la ofensiva el grupo de ejércitos de Ernst Busch, cesado y sustituido por Walter Model debido precisamente a su fracaso, pierde más de trescientos mil hombres, un total de veinticinco divisiones. El 4 de julio Minsk es liberada y el 31 de julio el Ejército Rojo llega a las a los alrededores de Varsovia.

La proximidad de los soviéticos lleva a los polacos de Varsovia, organizados en torno a la Armia Krajowa, la resistencia polaca, se levanten en armas contra la ocupación. El levantamiento formaba parte de la Operación Tempestad, que buscaba liberar Polonia antes de la llegada de los soviéticos con el objetivo de crear un Estado polaco independiente. En el contexto de esta ofensiva partisana también se vivieron levantamientos en Lwów (Leópolis) y Wilno (Vilna). En el frente de Varsovia, tras cruzar el Vístula, el Ejército Rojo se detuvo. Según la historiografía liberal, la pausa en el avance del 1er Frente Bielorruso fue deliberada. Según esta teoría, los soviéticos buscaban la aniquilación de la Armia Krajowa para así poder establecer un gobierno títere con mayor facilidad. Por el contrario, autores como el estadounidense David Glantz defienden que el Ejército Rojo tuvo una serie de problemas de logística que obligaron a Rokossovsky, general de origen polaco por cierto, a frenar el avance sobre la capital polaca. 

Sea como fuere, los soviéticos sí que llevaron a cabo misiones de reabastecimiento aéreo sobre Varsovia, junto a las fuerzas aéreas de Reino Unido, Sudáfrica y Estados Unidos. Sin embargo, la resistencia polaca acabó siendo masacrada: Pese a la oposición de Walter Model, las tropas alemanas, sobre todo unidades de las Waffen-SS, pero también de la Wehrmacht, pusieron en marcha una campaña de exterminio en toda regla. Especialmente cruel fueron los sucesos acontecidos en el barrio de Wola donde las unidades de Oskar Dirlewanger y Bronislav Kaminski, ya mencionados en la tercera entrada de esta serie, masacraron a cerca de cincuenta mil civiles, muchos de ellos enfermos de los hospitales. En total murieron quince mil rebeldes frente a un número de alemanes que oscila entre los dos y los diecisiete mil. Las muertes civiles ascienden a doscientas mil, pero se trata de una cifra difícil de concretar debido a la débil línea que en muchos casos separaba a los civiles de los partisanos.

El 23 de agosto en Rumanía, el rey Miguel I destituye y arresta a Antonescu. Siete días después los soviéticos entran en Bucarest sin resistencia. El 9 de septiembre en Bulgaria, país del Eje que no había participado en las campañas de Rusia, se ve sacudida por una revolución socialista que derroca al Príncipe Cirilo. Al frente de la revolución se encuentra el Frente de la Patria, una coalición de grupos socialistas creada a instancias de Gueorgui Dimitrov, búlgaro al frente de la Komintern entre 1934 y su disolución en 1943. El 15 de octubre, en Hungría, donde se estaban realizando conversaciones secretas entre el débil gobierno de Horthy y los soviéticos, Alemania pone en marcha la Operación Panzerfaust: El hijo de Miklós Horthy, que compartía nombre con su padre, será secuestrado por los comandos de paracaidistas de las Waffen-SS al mando de Otto Skorzeny, lo cual obliga al regente húngaro a renunciar, recayendo la jefatura del Estado húngaro en manos de Ferenc Szálasi, líder del Partido de la Cruz Flechada, de corte fascista. 

En Grecia, las tropas alemanas comienzan a retirarse ya en septiembre de 1944. Al mes siguiente, unidades británicas desembarcan en Atenas. El 10 de octubre de 1944 en Moscú, Churchill y Stalin llegaron a un acuerdo sobre las áreas de influencia en los Balcanes, teóricamente válido sólo hasta el final de la guerra. Rumanía, Bulgaria y Hungría quedarían bajo tutela soviética y Grecia bajo influencia británica. En Yugoslavia se acordó compartir la influencia. Es importante remarcar que en este último país la liberación es llevada a cabo conjuntamente por el 3er Frente Ucraniano de la URSS, las fuerzas búlgaras y los partisanos yugoslavos, quienes el 15 de septiembre llegan a Belgrado. La ciudad, defendida por más de ciento cincuenta alemanes y serbios colaboracionistas, cae el 24 de noviembre. Los alemanes se retiran al norte, estableciendo la Línea de Sirmia en la frontera con Croacia. El papel protagonista de los partisanos de Tito en la liberación de Yugoslavia se materializará en una mayor independencia respecto a Moscú en la posguerra, la cual acabará desembocando en una ruptura abierta a finales de la década de 1940. Por otro lado, en Grecia la ocupación británica no será bien recibida por los partisanos antifascistas del Frente de Liberación Nacional (ELAS), comunistas en su mayoría, que en diciembre se alzan en armas contra los británicos y la recién restablecida monarquía. La Dekemvriana, como se conoció a la revuelta de diciembre de 1944, supuso la antesala de la Guerra civil griega, cuyo inicio oficial suele situarse en marzo de 1946.

El 19 de septiembre de 1944 se firma la paz entre Finlandia y la URSS, con unas condiciones similares a las del Tratado de Paz de Moscú de 1940 que puso fin a la Guerra de Invierno. Con la rendición finlandesa, estalla la Guerra de Laponia, la breve contienda que enfrentó a Finlandia con la Alemania nazi desde septiembre de 1944 hasta abril de 1945.

El 24 de diciembre de 1944 comienza el asedio de Budapest, ciudad defendida por más de setenta y nueve mil húngaros y alemanes, incluyendo un alto número de soldados de las Waffen-SS. Rumanía ayudará al 2º y 3er Frente Ucraniano en la toma de la capital húngara. La batalla, que se saldará con la muerte de treinta mil alemanes, nueve mil militares húngaros, quince mil soviéticos y setenta y seis mil soviéticos, concluye el 13 de febrero con una decisiva victoria del Ejército Rojo. Para el día 4 de abril de 1945 toda Hungría había sido ya conquistada por los soviéticos, habiendo huido Szálasi y sus colaboradores a Alemania. Sería ejecutado en 1946. Horthy por su parte se exiliaría en Portugal, donde fallecería en 1957.


Soldados soviéticos en Budapest tras la toma de la ciudad el 13 de febrero de 1945



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