En la anterior entrada sobre el conflicto colombiano nos habíamos quedado en el año 1982, con el país sumido en una situación de profundo caos, debido no solamente a las guerrillas socialistas como las FARC-EP o el M-19, sino también a la creciente actividad de las mafias del narcotráfico, tanto de marihuana como sobre todo de cocaína. Pablo Escobar y el Cártel de Medellín constituían el más grande imperio criminal del momento hasta el punto de que la organización poseía islas privadas, como es el caso del Cayo Norman en las Bahamas, propiedad de Carlos Lehder, con el objetivo de facilitar el tráfico de cocaína en dirección a Florida. Sin embargo, en 1983 el Ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla pone en marcha una campaña de investigación contra Escobar que frustra los intentos del narcotraficante de introducirse en la política. Bonilla sería asesinado por sicarios de Escobar en 1984.
La
investigación de Bonilla da comienzo a la guerra contra el Cartel de Medellín.
Escobar sufrirá un duro golpe en 1984 cuando Tranquilandia, el mayor centro de
procesamiento de cocaína de la organización, es tomada por el gobierno colombiano,
con el apoyo de la DEA estadounidense. La influencia de esta organización, así
como la del gobierno estadounidense en general, en la lucha contra el
narcotráfico en Colombia fue creciendo año tras año. Especialmente polémica fue
la extradición de Carlos Lehder a Estados Unidos en 1987, extradición que según
muchos suponía una clara violación de la soberanía colombiana. Los narcotraficantes
por supuesto estaban en contra de esta medida y ya en 1986 Pablo Escobar, su
primo Gustavo Gaviria, los hermanos Ochoa, Carlos Lehder y Gonzalo Gacha se
organizaron en el grupo denominado Los Extraditables, bajo la consigna: Preferimos una tumba en Colombia que una
cárcel en los Estados Unidos.
Todo esto
mientras la lucha del Estado colombiano contra las guerrillas continuaba. La
amnistía dada por el presidente Belisario Betancur en 1982 de poco sirvió, y
mientras el ELN se reorganizaba en la frontera con Venezuela, el M-19, pese a
la muerte de su líder Jaime Bateman Cayón en un accidente de avión en 1983 en
Panamá, no paraba de ganar fuerza hasta el punto de que el 6 de noviembre de
1985 un grupo de comandos de la guerrilla asalta el Palacio de Justicia de Bogotá,
sede del Tribunal Supremo. Se desata una batalla entre el grupo de
treintaicinco guerrilleros y la policía y el ejército: fallecerán treinta y
tres insurgentes, once militares y cuarenta y tres civiles, doce de ellos
magistrados. El Palacio de Justicia fue destruido. Por otro lado, en 1984 el
gobierno y las FARC-EP firmaron, a través de los Acuerdos de la Uribe, una
tregua por la cual se buscaba que los guerrilleros se integrasen a la vida
civil alrededor de la Unión Patriótica, liderado por el Partido Comunista
de Colombia. Sin embargo, los constantes ataques por parte de grupos
paramilitares llevaron a que a finales de la década de 1980 las FARC-EP
volviesen a las armas. En 1987 se establece la Coordinadora Guerrillera Simón
Bolívar, una coalición guerrillera formada por las FARC-EP, el ELN, el ELP, el
M-19, el Partido Revolucionario de los Trabajadores y el Movimiento Armado
Quintín Lame. Fue una alianza débil debido a las fuertes diferencias entre las
distintas guerrillas, sobre todo entre las FARC-EP y el ELN, que eran las dos
más importantes, y es que, a diferencia del primer grupo, el ELN se negaba a
pactar con el gobierno colombiano. Los grupos de la coalición recibirían apoyo
no sólo de Cuba, sino también de la guerrilla ecuatoriana Alfaro Vive ¡Carajo!
y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru de Perú.
Como bien
se dijo antes, a finales de la década de 1980 el narcoterrorismo se dispara. A
los constantes asesinatos de jueces y policías por parte de los cárteles hay
que sumar ataques con bomba como el que sufrió el Departamento Administrativo
de Seguridad, la agencia de inteligencia de Colombia, el 6 de diciembre de 1989,
que se saldó con sesenta y tres muertes y que fue organizado por el Cartel de Medellín.
Pero si hubo un ataque narcoterrorista que conmocionó a la sociedad colombiana ese
fue el llevado a cabo por Pablo Escobar contra el Vuelo 203 de Avianca con ruta
Bogotá-Cali el 27 de noviembre de 1989 con el objetivo de asesinar al candidato presidencial César Gaviria,
quien sustituía a Luis Carlos Galán, asesinado por sicarios del Cartel de
Medellín. Gaviria no llegó a tomar el avión, pero la bomba colocada en el
aparato provocaría la muerte de las ciento siete personas que viajaban en el
Boeing 727 así como de tres personas en tierra.
La década
de 1990 comenzó con elección de César Gaviria y con la reactivación de la
actividad guerrillera a gran escala, si bien también ese año el M-19 dejó la
lucha armada. Al año siguiente el EPL hace los mismo, si bien numerosos disidentes
continuaron combatiendo junto a las FARC-EP y el ELN en la cada vez más débil Coordinadora
Guerrillera Simón Bolívar. También en 1991 el Partido Revolucionario de los
Trabajadores y el Movimiento Armado Quintín Lame dejan la lucha. La Guerra
Fía había terminado y con una Cuba cada vez más débil los distintos grupos
insurgentes vieron su apoyo disminuir. Las negociaciones entre la coalición
guerrillera y el gobierno colombiano en Venezuela y México fracasan, la guerra continúa y en 1994
la coordinadora guerrillera se disuelve debido a las fuertes disidencias entre
el ELN y las FARC-EP.
En lo que
a la lucha contra el narcotráfico se refiere, el gobierno colombiano llegó a un
acuerdo con Pablo Escobar, que accedía a ingresar en prisión, eso sí, en una cárcel
privada llamada La Catedral que contaba con todo tipo de lujos y desde la cual
el narcotraficante continuaba liderando el Cartel de Medellín. Si bien el grupo
había sufrido una serie de duros golpes como la extradición de Carlos Lehder,
las muertes de Gonzalo Gacha y Gustavo Gaviria en 1989 y 1990 respectivamente y
el arresto de Jorge Luis Ochoa Vásquez ese mismo año, para 1991, año en el que
Escobar entró en prisión, el Cartel de Medellín seguía siendo la más importante
red criminal de América, por no decir del mundo. Los planes del gobierno de
Gaviria para trasladar a Escobar a otra prisión llevaron a la fuga del
traficante el 22 de julio de 1992.
Se
organiza el Bloque de Búsqueda, un escuadrón policial de élite para dar caza a
Escobar. Igualmente, sus rivales del Cartel de Cali se aliaron con el
paramilitar Fidel Castaño, que junto a su hermano Carlos lideraban las Autodefensas
Campesinas de Córdoba y Urabá, responsable de numerosas masacres, para fundar el
grupo de Los Pepes, acrónimo de Perseguidos por Pablo Escobar, grupo
paramilitar que llevaría a cabo numerosas acciones armadas contra el Cartel de
Medellín. Finalmente, el 2 de diciembre de 1993 Pablo Escobar es asesinado en Medellín
por el Bloque de Búsqueda. El Cartel de Cali de los hermanos Orejuela se
constituiría como la principal mafia de Colombia, llegando a controlar el 80%
del tráfico mundial de cocaína.
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