Para la historiografía china, la segunda mitad del Siglo XIX y la primera del XX recibe el nombre de El Siglo de la Humillación. El término hace referencia al período comprendido entre la derrota ante los británicos en la Primera Guerra del Opio, tema de esta entrada, y la victoria de Mao en 1949 sobre los nacionalistas del Kuomintang, período de más de cien años en los que el país asiático estaría doblegado ante el imperialismo europeo, estadounidense pero sobre todo japonés, un trauma para el pueblo chino que a día de hoy es utilizado por el gobierno como un pilar de la identidad nacional china contemporánea.
Cuando en 1839 estalló la Primera Guerra del Opio, Reino Unido estaba inmerso en plena Revolución industrial, con el gobierno de William Lamb buscando nuevos territorios que conquistar y nuevos mercados que explotar. Durante la primera mitad del Siglo XIX, el comercio y la colonización por lo general se realizaba a través de un intermediario, la Compañía Británica de las Indias Orientales, una compañía de carácter semipúblico que gozaba del monopolio del comercio en el Océano Índico. Formada en el año 1600, es famosa por ser la encargada de comenzar a mediados del Siglo XVIII la conquista del que sería la más importante colonia británica: la India.
La
Compañía de las Indias Orientales también comerciaba con China, gobernada desde
1636 por la Dinastía Qing, de origen manchú. Los británicos, al igual que los
otros europeos, estaban interesados en productos de origen chino como la
porcelana, la seda o el té, que compraban con plata, el método de pago
tradicional chino. A finales del Siglo XVIII el emperador Qianlong pone en
marcha el Sistema de Cantón, siendo este puerto el único abierto a los buques
extranjeros.
La elevada demanda de té en el Reino Unido llevó a un fuerte desajuste en la balanza de precios y a un déficit comercial que las autoridades de la Compañía de las Indias Orientales buscaron solucionar, ante el escaso interés de los chinos en los productos occidentales, con la venta de una sustancia ilegal: el opio, droga de la cual existían gigantescas plantaciones en la India. La balanza comercial se puso del lado de los británicos. Sin embargo, no pasó mucho tiempo hasta que las autoridades chinas decideisen poner freno a esta práctica y en 1838 el emperador Daoguang envió al importante funcionario imperial Lin Zexu a Cantón para que pusiese freno al narcotráfico. Se cerraron almacenes e incluso se abordaron barcos británicos. Más de veinte mil cofres de opio fueron destruidos de forma pública en las playas de Cantón. Igualmente, se estableció la pena de muerte para los traficantes.
Las tensiones entre Reino Unido y China aumentaron cuando en julio de 1839 en Kowloon, que hoy en día forma parte de Hong Kong, dos marineros británicos ebrios asesinaron a un campesino chino. El superintendente de comercio británico Charles Elliot se comprometió a juzgar a los culpables y a pagar una indemnización a la familia del muerto, pero esto no evitó que se interrumpiese la venta de alimentos y de cualquier otro suministro a los buques de la Compañía de las Indias. En septiembre se vivieron las primeras escaramuzas entre juncos chinos y barcos británicos que buscaban comerciar en Kowloon, una situación que se repite en noviembre en la conocida como Primera Batalla de Chuenpi.
Las
tensiones llegaron al parlamento británico. Si bien eran muchos los que
consideraban que el tráfico de opio era un acto inmoral, también se consideraba
que China estaba atentando contra el libre comercio. Finalmente, en octubre de
1839 el gobierno de William Lamb, del partido whig (liberal), decide mandar una
fuerza expedicionaria a China, tras una votación parlamentaria aprobada por un
estrecho margen de nueve votos.
En julio
de 1840 los británicos obtienen una primera victoria al capturar la isla de
Chusan, en la provincia de Zhejiang. Fue un duro golpe para China debido a la
cercanía de este territorio a Nankín, la ciudad más poblada del Imperio. En
enero de 1841, tras algunos enfrentamientos cerca del Macao portugués, tiene
lugar la Segunda Batalla de Chuenpi, donde debutó el HMS Némesis, el primer
buque de guerra a vapor de la Compañía de las Indias orientales, que poseía su
propia flota. Tras la victoria china, Charles Elliot y el oficial chino Qishan
acuerdan la cesión de la isla de Hong Kong a los británicos.
Chuenpi fue
el primer gran enfrentamiento de la Campaña del Río de la Perlas, cuyo objetivo
principal era la captura de Cantón. El 18 de marzo de 1841 los británicos
desembarcan en el barrio de las factorías de la ciudad, que logran capturar sin
apenas bajas. En mayo los Qing tratan de realizar un contrataque que acaba en
desastre. Más de mil chinos mueren frente a tan solo siete británicos. Se llegó
a un alto al fuego por el cual los británicos se retirarían de Cantón,
centrándose en conservar la isla de Hong Kong. Sin embargo, los británicos
habían logrado ejercer un durísimo golpe a los chinos. Ahora, con las fuerzas
del Río de las Perlas seriamente dañadas, la Royal Navy centra su atención en
China central. En agosto de 1841 los británicos atacan Amoy, lo que hoy en día
es Xiamen, en la provincia de Fujian. Si bien fueron los chinos los que
descubrieron la pólvora e inventaron los cañones, para comienzos del Siglo XIX
los europeos tenían una artillería con un mayor alcance y mejor calidad, lo que permitía a los buques ingleses atacar las fortificaciones costeras chinas desde la distancia sin arriesgarse a ser alcanzados por la obsoleta artillería china.
Chusan fue
abandonada por los británicos a la vez que Cantón, pero en septiembre de 1841
volvió a ser capturada. Un mes después las cercanas ciudades de Chinhai y
Ningpo caen. El puerto de Zhapu cayó en mayo de 1842. En verano de ese mismo
año los ingleses penetran en el río Yangtzé y logran capturar Shanghái. El
último gran enfrentamiento de la guerra ocurrió en la ciudad de Zhenjiang, un
desembarco que tuvo lugar en julio y que se saldó con treinta y siete
británicos muertos frente a cerca de mil chinos.
Los
principales puertos chinos estaban ocupados o bloqueados por la Royal Navy y la
Compañía de las Indias Orientales estaba claro que los Qing habían perdido la
contienda. El 29 de agosto se firma el Tratado de Nankín, el primero de los que
se conocerán como tratados desiguales que marcaron el Siglo de la Humillación. Reino Unido obtuvo la isla de Hong Kong,
a la que con el paso del tiempo se le añadirían Kowloon y los denominados
Nuevos Territorios, y obligaba a Daoguang a abrir los puertos de Cantón,
Shanghái, Ningbo, Amoy y Foochowfoo al comercio, incluyendo el opio. Es más,
China hubo de indemnizar a los británicos por el opio destruido. El Imperio de
los Qing entraba así en una época de decadencia que durará hasta 1912, cuando
el imperio finalmente cae.
Comentarios
Publicar un comentario