La Segunda Guerra sino-japonesa solamente supuso una breve pausa en la Guerra civil entre nacionalistas y comunistas que había estallado en 1927. Si bien la historiografía occidental, y liberal, suele situar el origen de la Guerra Fría en 1947 con el Bloqueo de Berlín, la verdad es que este conflicto empieza ya en las etapas finales de la Segunda Guerra Mundial, cuando con Alemania y Japón al borde de la rendición se reconfiguran las esferas de influencia de los vencedores. En Europa tenemos el caso de los acuerdos entre Churchill y Stalin por los cuales Grecia queda en la órbita británico-occidental y Yugoslavia bajo la soviético-socialista, si bien el régimen de Tito acabará distanciándose del de Stalin ya a finales de la década de 1940. En Asia la situación es similar: Corea queda dividida en un norte comunista y un sur capitalista, lo que inevitablemente dará lugar a una guerra en 1950. En Indochina, el vacío de poder consecuencia directa de la derrota nipona lleva al estallido de una revuelta comunista que acabará, al igual que en Corea, con el país dividido en dos. Pero el escenario más importe fue sin duda alguna China.
La Operación Tormenta de Agosto, la invasión soviética de Manchuria, llevó a que, como bien dije en la entrada anterior, los milicianos comunistas del norte de China viesen su posición reforzada. El Tratado de Amistad y Alianza sino-soviético tuvo poca importancia, pues Stalin no iba a desperdiciar la oportunidad de hacer que el país más poblado del mundo se pasase al modelo socialista. El gobierno de Chiang además estaba mostrándose cada vez más afín a los intereses británicos y sobre todo estadounidenses. Ya a finales de 1945 Stalin da la orden al general Rodión Malinovsky, comandante al mando de la Operación Tormenta de Agosto junto a Aleksander Vasilevsky, de que entregue el material capturado a los nipones a los comunistas chinos.
Pese a los intentos del general estadounidense George Marshall de alcanzar un acuerdo, para comienzos de 1946 ya se vivían conflictos entre comunistas y nacionalistas, si bien no fue hasta 1948 que llega la primera de las tres grandes ofensivas del denominado Ejército Popular de Liberación: La Campaña de Liaoshen, al mando de Lin Biao y que concluye en noviembre con Manchuria bajo control comunista.
Ante el
avance comunista, el gobierno del Kuomintang busca desesperada y tardíamente
medidas para contentar a la población. En enero de 1948 se celebran las
primeras elecciones legislativas desde 1918, a las que los comunistas tienen
prohibido presentarse. En noviembre de ese mismo año el Ejército Popular de
Liberación lanza la Ofensiva de Huaihai en las provincias de Shandong, Jiangsu,
Anhui y Henan. Pese al apoyo estadounidense, que incluía un pequeño contingente
de tropas en Hebei y Shandong, la llamada Operación Beleaguer, las tropas de
Chiang Kai-shek sufren una dura derrota. Si bien la capital de China por aquel
entonces era Nankín y no Pekín, la antigua capital imperial tenía una
grandísima importancia. Esta se encontraba rodeada al norte y al sur por fuerzas
comunistas. Comienza así la Campaña de Pingjin, que finaliza el 31 de enero con la
toma de Pekín y Tianjin. El 23 de abril cae Nankín y el gobierno del Kuomintang
se ve obligado a huir primero a Cantón y luego a Chongqing y Chengdu. Shanghái
cae el 27 de mayo, un durísimo golpe para Occidente pues si bien las
concesiones internacional y francesa habían desaparecido durante la Segunda
Guerra Mundial, la ciudad seguía siendo el centro de comercio más importante
del país, con una elevada presencia de empresas estadounidenses y europeas.
El 1 de
octubre de 1949 Mao Zedong declara en Pekín la República Popular China, si bien
el sur y oeste del país seguían bajo el control del Kuomintang u otras
facciones como la Segunda República del Turquestán Oriental, establecida en
1944 aprovechando el caos de la Segunda Guerra Sino-japonesa y que contaba con
el apoyo soviético. Esto se debe a que Sheng Shicai, el señor de la guerra que
controlaba Sinkiang desde 1933, y de quien ya hablé en mi entrada sobre la Rebelión Kumul, acabó por traicionar a los soviéticos, quienes le habían
apoyado contra el Kuomintang durante esta guerra. En plena guerra contra Japón, Sheng inició una violenta campaña anticomunista en la que murió, ente muchos
otros, Mao Zemin, el hermano menor de Mao Zedong. Sheng se alinearía con
Chiang, pero debido a las presiones de Stalin fue depuesto y el vacío de poder fue
aprovechado por islamistas, a los que la URSS apoyaría hasta que en 1949 los
comunistas de Mao conquistasen el territorio.
Volviendo
a la Guerra civil china, no sería correcto situar el final de la misma en 1949,
pues no toda la China continental estaba bajo el control de los comunistas. Para
1950 el territorio dominado por los nacionalistas se veía reducido a las islas
de Hainan y Taiwán, así como algunos puntos de Sinkiang. Hainan es ocupada en
mayo de ese mismo año. El gobierno de Mao buscaba igualmente hacerse con el
control del Tíbet, independizado de China en 1911, por lo que el 6 de octubre
pone en marcha una campaña sobre este territorio. Las negociaciones entre el
gobierno chino y el regente Ngawang Sungrab Thutob terminan con la
incorporación del territorio a China. Taiwán, donde Chiang se refugió y gobernó
de forma dictatorial hasta su muerte en 1975, no logró ser incorporada a la
República Popular pese a varios intentos por parte de Mao. Igualmente, algunos
nacionalistas se refugiaron en la frontera con Birmania y en Sinkiang, desde
donde operaron algunas guerrillas en las décadas de 1950 y 1960.
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