El 1 de septiembre de 1939 la Alemania nazi se lanza a la invasión de Polonia, un hecho que provoca que, dos días después, Reino Unido y Francia declaren la guerra a Alemania. La Unión Soviética, de acuerdo a lo acordado en el Pacto Molotov-Ribbentrop, ataca Polonia desde el este el día 17. La invasión es tarea fácil pues el grueso de las tropas polacas se encontraba combatiendo en el frente occidental contra los alemanes. El 22 de septiembre cae la ciudad de Lwów, la actual Lviv, en Ucrania, también conocida como Leópolis, y el 24 de septiembre los soviéticos se hacen con el control de Grodno. Brest-Litovsk fue tomada por los alemanes pero, de acuerdo a lo estipulado en el Pacto Molotov-Ribbentrop, la ciudad acabará siendo entregada a los soviéticos. El día 22 alemanes y soviéticos llevan a cabo un desfile conjunto en la ciudad, algo que unos pocos meses antes era inimaginable. Para el día 6 de octubre, la invasión soviética de Polonia, al mando de Mijaíl Kovaliov y Semión Timoshenko, ya había terminado. Eslovaquia y Lituania se vieron igualmente beneficiadas por la caída de Polonia. La primera, firme aliada de Alemania, obtuvo Zakopane y la segunda Vilna.
Reino
Unido y Francia habían declarado la guerra a Alemania por la invasión de Polonia,
no así a la URSS. No obstante, más allá de una incursión en el Sarre, poco o nada habían hecho británicos
y franceses. Ante el aumento de las tensiones en Europa occidental, Stalin vio
la oportunidad perfecta para presionar, y si era necesario, atacar, a
Finlandia, antigua región del Imperio ruso y que se encontraba dentro de la
esfera de influencia soviética acordada en el Pacto Mólotov-Ribbentrop. Las
demandas de la URSS consistían en la cesión de territorios del Istmo de Karelia,
no muy lejos de Leningrado. Stalin buscaba así alejar la frontera de la importante ciudad. Finlandia no era un país fascista, pero sí que poseía un gobierno fuertemente anticomunista cuyos orígenes se remontan a la guerra civil que atravesó el país en 1918. Pese a que en 1932 se firmó un tratado de no agresión entre ambas naciones, existía el miedo a una alianza entre nazis y finlandeses, lo que hubiese facilitado enormemente la entrada de la Wehrmacht en territorio soviético, como finalmente acabaría ocurriendo durante la Operación Barbarroja. El gobierno finlandés de Kyösti Kallio se negó a
acceder a las demandas soviéticas, lo que dio lugar al estallido de la Guerra
de Invierno.
Las tropas
soviéticas, al mando de Kiril Meretskov y Timoshenko, eran bastante superiores en
número a los finlandeses: ochocientos mil hombres frente a ciento cincuenta
mil. También lo eran en equipamiento y armamento. Sin embargo, la mala
organización y escasa preparación y la estrategia de guerrillas de los finlandeses,
al mando del mariscal Mannerheim, causaron numerosas bajas al Ejército Rojo.
Cabe destacar el papel de los francotiradores como Simo Häyhä, el más letal de
la historia, responsable de la muerte de quinientos cinco soviéticos.
Los
soviéticos establecen un gobierno títere de corta duración, la República
Democrática de Finlandia. El Ejército Rojo sufre una dura derrota en la Batalla
de Suomussalmi entre diciembre de 1939 y enero de 1940. No obstante, en marzo,
en Petsamo los finlandeses son los derrotados. Con todo, y pese a los intentos de la propaganda anticomunista, y anti rusa, de mostrar la Guerra de Invierno como una derrota de los soviéticos, Finlandia acabó perdiendo la guerra, eso sí, infligiendo serios daños al Ejército Rojo. Las hostilidades cesaron el 12
de marzo de 1940 con la firma del Tratado de Paz de Moscú, por el cual Finlandia
cedía territorios en Salla y Karelia, perdiendo así su salida al Lago Ladoga.
Más fácil
fue la anexión de los Países Bálticos, también territorios del antiguo Imperio.
Ya en septiembre de 1939 la URSS les había obligado a firmar unos tratados por
los cuales el Ejército Rojo obtenía el derecho a establecer bases militares en
sus territorios, incluyendo Lituania, que según lo acordado con los alemanes
debía permanecer en manos del Tercer Reich. El 15 de junio de 1940 la presencia
de tropas soviéticas se convierte en una ocupación en toda regla, acompañada
del derrocamiento de los gobiernos de los tres países, que serán incorporados
a la URSS. Durante la campañas tres
diplomáticos estadounidenses fallecieron cuando el avión finlandés en el que
viajaban fue derribado por equivocación por los soviéticos.
En Katyn, en la Polonia ocupada por los soviéticos, durante la primavera de 1940 tendrán lugar una serie de ejecuciones en masa de prisioneros de guerra. La historiografía occidental afirma que estas ejecuciones fueron obra de la NKVD, pese a que el 98% de las municiones utilizadas en la masacre fuesen de origen alemán . De cualquier forma, cerca de veintidós mil polacos murieron en las masacres y cerca de sesenta mil fueron deportados a Asia central. Los prisioneros de origen ucraniano y bielorruso por el contrario fueron liberados.
Entre el
28 de junio y el 4 de julio de 1940 la URSS invade Besarabia y el norte de
Bucovina en Rumanía. La mayor parte de territorio se integró a la Unión
Soviética como la República Socialista Soviética de Moldavia, mientras que las
regiones de mayoría eslava, Bucovina del Norte, Jotín y el sur de Besarabia, fueron
incorporadas a Ucrania. Aprovechando la debilidad de Rumanía, Bulgaria se hace
con la Dobruya meridional. Además, Alemania e Italia, que el 27 de septiembre
firmarían el Acuerdo Tripartito junto a Japón, presionaron a los rumanos para
que cediesen el norte de Transilvania a la Hungría de Miklós Horthy, país que
estaba llevando a cabo un acercamiento hacia lo que en un futuro sería el Eje.
Las invasiones de Rumanía provocan una crisis política dentro del gobierno que
lleva a la abdicación de Carol II en su hijo Miguel y a la subida al poder del
militar pro alemán Ion Antonescu.
La firma
de Pacto Molotov-Ribbentrop solamente supuso una pausa en los planes de Hitler,
que siguiendo su afán de conseguir un Lebensraum para Alemania, estaba
dispuesto a declarar la guerra contra los rusos, que además de comunistas, eran
considerados racialmente inferiores por los nazis. Es más, la firma del pacto
trajo consigo nuevos problemas, sobre todo en la cuestión del control del Mar Báltico.
Para satisfacer el tradicional afán ruso de conseguir puertos libres de hielo, Hitler
trató de redirigir el interés soviético hacia Irán, una estrategia que no
funcionó. A pesar de esto, la relación entre los dos países era relativamente
calmada, e incluso comerciaban entre sí con bienes como el trigo.
No
obstante, en Japón, que en abril de 1941 firmo un tratado de no agresión con la
URSS, el espía soviético de origen alemán Richard Sorge había logrado averiguar
que los nazis estaban preparando un ataque contra la Unión Soviética e incluso
le puso fecha: el 20 de junio. Stalin prestaría poca atención a Sorge,
arrestado en otoño de 1941 y ejecutado por los japoneses en 1944.
El 10 de
mayo de 1941 un caza Messerschmitt Bf 110 se estrella en Escocia. El piloto,
que logró saltar en paracaídas, resultó ser Rudolf Hess, lugarteniente de Hitler,
quien había viajado al Reino Unido en un intento de firmar la paz con los
británicos. El motivo estaba claro: Los alemanes iban a centrar sus fuerzas en
la URSS, y querían abandonar los frentes en los que luchaban contra los
británicos. El plan no funcionó: Hess fue arrestado y Hitler le despojó de
todos sus cargos, ordenando en secreto que si alguna vez volvía a Alemania,
fuese fusilado. Hess volvió a Alemania en 1945, pero para ser juzgado y condenado
a cadena perpetua en la prisión berlinesa de Spandau, donde el 17 de agosto de
1987, con noventa y tres años, se suicidó ahorcándose.
El 22 de
junio, dos días después de lo previsto por Sorge, la Wehrmacht lanza la Operación Barbarroja, la invasión de la URSS.
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