La Segunda Guerra Mundial solamente supuso una breve pausa en la enemistad entre la URSS y los países capitalistas, especialmente Reino Unido y Estados Unidos, enemistad que había crecido a la par que la esfera de influencia soviética en Asia y Europa oriental, resultado directo de las victorias del Ejército Rojo en la Segunda Guerra Mundial. Grecia fue el primer país donde se vivió una crisis consecuencia de la Guerra Fría, un término que si bien no comenzaría a usarse hasta unos años después (término que vino de la mano del financiero estadounidense Bernard Baruch en un discurso de 1947), ya era un fenómeno palpable a mediados la década de 1940. Hablamos de la Dekemvriana, los sucesos de diciembre, el enfrentamiento entre comunistas y capitalistas en una Grecia que acababa de salir de la guerra. El conflicto tiene su origen en la Cuarta Conferencia de Moscú, celebrada entre el 9 y el 19 de octubre de 1944, en la que se acordó que mientras que Yugoslavia quedaría bajo la zona de influencia soviética, Grecia permanecería en el lado capitalista.
En la Dekemvriana
se enfrentaron las milicias comunistas del Frente de Liberación Nacional (EAM)
con el gobierno del rey Jorge II, apoyado por el ejército británico y la
Organización X, una milicia ultraderechista. Los combates, que duraron del 3 de
diciembre de 1944 al 1 de julio de 1945, se saldaron con la vida de más de tres
mil personas, la antesala de un conflicto mucho mayor: la Guerra civil griega.
Sin
embargo, para mediados de 1945 las relaciones entre Estados Unidos y la Unión
Soviética estaban en uno de sus mejores momentos, no sólo debido a la alianza
de ambos países en la Segunda Guerra Mundial, sino también al gigantesco
descenso de popularidad del capitalismo en Estados Unidos durante la Gran
Depresión y al papel conciliador del presidente Franklin D. Roosevelt y sobre
todo de su vicepresidente entre 1941 y 1944, Henry Wallace, una actitud que
contrasta radicalmente con la de sucesor, Harry S. Truman, que tras la muerte
de Roosevelt en abril de 1945 se hizo con la presidencia del país más poderoso
del mundo.
Influenciado
por Winston Churchill y el secretario de marina, y posteriormente de defensa, James
Forrestal, dos firmes anticomunistas, Truman, lejos de continuar con la
política conciliadora de Roosevelt y Wallace, aprovechó el papel de Estados Unidos como
potencia económica, militar y sobre todo nuclear, para aumentar su esfera de influencia
en una Europa, en la que, tras décadas de gobiernos fascistas, el comunismo no
hacía más que ganar fuerza. Lo mismo ocurría en Asia, donde los guerrilleros comunistas de Mao Zedong reanudaron la guerra contra los derechistas del Kuomintang tras un parón de siete años producto de la invasión japonesa de China.
Fue en
Asia donde Estados Unidos lanzaría las dos únicas bombas atómicas de la
historia con fines puramente militares y no experimentales. Con un Japón ya al
borde la rendición, el lanzamiento de las bombas atómicas de Hiroshima y
Nagasaki fue una clara advertencia a la URSS. En palabras de Leslie Groves, el
oficial al mando del Proyecto Manhattan: El
proyecto siempre se hizo pensando en Rusia.
Volviendo
a los conflictos de la inmediata posguerra, antes de hablar de la Guerra civil
griega en profundidad, hemos de tratar el tema de la Crisis de Irán de 1946.
Mientras que en Grecia se vivió una guerra entre un gobierno pro capitalista y
unas milicias afines al Bloque soviético, en Irán se vivió una crisis
diplomática entre potencias que, si bien no llegó a desembocar en una guerra
abierta, marcó el inicio de la Guerra Fría. Irán había sido ocupado en 1942 por una fuerza conjunta de británicos y soviéticos, llevando al derrocamiento de
Reza Shah y a la subida al trono de su hijo Reza Pehlevi. Los Aliados habían
acordado retirarse del país persa en un plazo de seis meses después del final
de la Segunda Guerra Mundial, pero Stalin, consciente de la afinidad de Reza
Pehlevi a los británicos, lejos de retirarse estableció dos estados títere al
norte de Irán: La República Popular de Azerbaiyán (No debe confundirse con la
República Socialista Soviética de Azerbaiyán, parte de la URSS desde su
creación. La República Popular de Azerbaiyán se correspondía con el Azerbaiyán
iraní) y la República de Mahabad, en el Kurdistán iraní. No pasó mucho tiempo
hasta que el gobierno iraní decidiese atacar estos dos territorios. La presión estadounidense,
país que estaba en clara ventaja al poseer la bomba atómica, hizo que la URSS
retirase el apoyo a sus dos estados títere, finalmente invadidos por Irán en
diciembre de 1946.
Volviendo
a Grecia, el 30 de marzo de 1946, tras el ataque de unos milicianos comunistas
a una comisaría de Litochoro, comienza la Guerra civil griega. En septiembre,
en un intento de frenar las hostilidades, se celebra un referéndum sobre la
monarquía. Ganará el sí por un 68% de los votos. Esto no evita que los combates
continúen y en diciembre de 1947 el Partido Comunista Griego (KKE) forma un
gobierno paralelo que recibirá apoyo de Albania, Yugoslavia y Bulgaria. Los
monárquicos por su parte recibieron apoyo primero del Reino Unido y luego de
los Estados Unidos, todo esto mientras los combates en China aumentaban de intensidad y
mientras Francia libraba su propia guerra de contrainsurgencia en Indochina,
donde los separatistas comunistas del Viet Minh recibirían apoyo material de la
URSS.
En 1948 el
Secretario de Estado (Ministro de exteriores) de los Estados Unidos, el general
George Marshall, quien sin éxito había tratado de negociar una paz en China, pone en marcha un plan de ayuda económico para Europa que
pasaría a la historia con su nombre: el Plan Marshall. De 1948 a 1951 el gobierno
estadounidense envió más de doce mil millones de dólares de la época (Ciento
treinta mil millones de dólares de 2019) al Viejo Continente, una medida que
buscaba frenar el crecimiento de los cada vez más fuertes partidos comunistas.
Y es que, tras la firma de los Acuerdos de Bretton Woods en 1944, el dólar se
había erigido como la más importante divisa del mundo, sustituyendo al patrón
oro como moneda de referencia internacional y haciendo de Estados Unidos el
indiscutible líder del mundo capitalista.
Un total
de dieciocho países europeos recibieron los beneficios del Plan Marshall,
siendo el Reino unido el principal beneficiado, obteniendo el 26% de los fondos
del plan. Aunque se le ofreció participar, la URSS se negó a recibir los
beneficios del programa de ayuda al igual que los países que estaban bajo la
órbita soviética, ya fuese por decisión de sus líderes o por presiones por
parte del gobierno de Stalin. Este fue el caso de Checoslovaquia, donde el
Partido Comunista de Klement Gottwald sufrió una fuerte caída de popularidad.
Ante el temor de perder las elecciones, los comunistas llevan a cabo un golpe
de Estado el 21 de febrero de 1948. Finlandia, si bien no era un Estado
socialista, igualmente rechazó el Plan Marshall por miedo a aumentar las
tensiones con los soviéticos.
La
política soviética en Europa oriental ya había sido objeto de polémica desde
el comienzo de la ocupación: en septiembre de 1945, en una reunión de ministros
exteriores en Londres, el Secretario de Estado estadounidense Jimmy Brynes, el
antecesor de Marshall, echó en cara a su homólogo soviético, Viacheslav Mólotov,
la ausencia de tropas de ocupación occidentales en estos países, a lo que
Mólotov respondió afirmando que los estadounidenses tampoco habían dejado a los
soviéticos establecerse en Italia y Japón. Cansado de la agresividad de Brynes, Mólotov
le preguntó si tenía una bomba atómica en el bolsillo, en una clara referencia
al uso que hacía Estados Unidos de su monopolio nuclear. Brynes le respondió: Usted no conoce a los sureños, siempre
tenemos la artillería en el bolsillo y como no se dejen de evasivas sacaré una
bomba atómica del bolsillo y será para ustedes.
Volviendo
a finales de la década, como respuesta al Plan Marshall, en 1949 la URSS pone
en marcha el Consejo de Ayuda Mutua Económica (Más conocido por sus siglas en
inglés, COMECON), siendo sus miembros iniciales la Unión Soviética, Bulgaria,
Checoslovaquia, Hungría y Polonia.
Otra
medida que molestó al gobierno de Stalin fue la reforma monetaria de la
Alemania ocupada, dividida en cuatro sectores, al igual que Austria. En junio
de 1948 Francia, Reino Unido y Estados Unidos anunciaron que el devaluado
Reichsmark se cambiaría por el Deutsche Mark en un intento de estabilizar la
débil economía de posguerra. La Unión Soviética se negó a que en su zona de
ocupación se utilizase la moneda de las potencias capitalistas, ya que eso
privilegiaría la situación económica de las zonas occidentales, sujetas a una
fuerte reactivación económica a raíz del Plan Marshall, a diferencia de la zona
soviética, sujeta a unas estrictas reparaciones de guerra. Esto provoca que el
24 de junio de 1948 los soviéticos bloqueen los accesos terrestres a la zona
occidental de Berlín. La Guerra Fría quedaba oficialmente inaugurada.
Británicos
y estadounidenses decidieron aprovisionar la parte occidental de la ciudad a
través de tres corredores aéreos que la URSS estaba obligada a permitir. Las
fuerzas aéreas de Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Australia, Nueva Zelanda
y Sudáfrica llevaron a cabo unas doscientas mil salidas en un año. En el punto
álgido del puente aéreo, en el aeropuerto berlinés de Tempelhof aterrizaba un
avión cada treinta segundos. El bloqueo, que duró once meses, fue levantado por
la Unión Soviética el 12 de mayo de 1949. Si bien los soviéticos se habían comprometido, e incluso llevado a cabo varios envíos, a abastecer de alimentos y carbón a Berlín occidental, el bloqueo fue un duro golpe para la imagen internacional de la URSS. Berlín occidental se convirtió en una obsesión de los líderes soviéticos que, hasta la construcción del Muro de Berlín en 1961, llevaron a cabo intentos de hacerse con el control de esta zona mediante ofensivas diplomáticas y amenazas de guerra.
Los
distintos partidos comunistas del Bloque oriental se agrupan en torno a la
Oficina de Información de los Partidos Comunistas y Obreros, el Kominform,
organización heredera de la Komintern, disuelta en 1943. La primera sede de
esta organización estaría localizada en Belgrado. La Yugoslavia del mariscal
Tito estaba envuelta en una crisis internacional a raíz de Trieste, una ciudad
disputada con Italia, gobernada desde 1946 por el demócrata-cristiano Alcide De
Gasperi. Las tensiones entre Yugoslavia y las potencias occidentales aumentaron con el derribo de un total de cuatro aviones estadounidenses
entre 1945 y 1948, incidentes duramente criticados por Stalin, que no deseaba
provocar una nueva crisis con Occidente. Es más, el apoyo soviético a los
partisanos griegos del Ejército Popular de Liberación Nacional (ELAS) de Grecia
fue escaso, por esta misma razón. Lo mismo se puede decir de las crisis vividas
entre el gobierno comunista de Enver Hoxha en Albania y varios buques
británicos cerca de la isla griega de Corfú entre 1946 y 1948, una crisis en la
que cuarenta y cuatro marineros británicos fallecieron.
En abril
de 1949 varios países capitalistas de Europa occidental (Reino Unido, Francia,
Italia, Bélgica, los Países Bajos, Luxemburgo, Islandia, Dinamarca, Noruega y
Portugal) se agrupan junto a Estados Unidos y Canadá en la Organización del
Tratado del Atlántico Norte (OTAN), una alianza militar de carácter anti
soviético. En mayo de ese mismo año las zonas de ocupación francesa, británica
y estadounidense de Alemania se fusionan para dar lugar a un único Estado: La República Federal Alemana, con Konrad Adenauer como primer canciller. Como
respuesta, en octubre la zona soviética se constituye como la República
Democrática Alemana, con Wilhelm Pieck como primer presidente. En el caso de
Austria, en 1955, año que terminó la ocupación de forma definitiva, el
Parlamento aprobó por ley la neutralidad del país.
Pese a la
victoria de los monárquicos en Grecia, 1949 fue un duro año para el Bloque
capitalista. En primer lugar China, el país más poblado del mundo, se convertía
al comunismo, viéndose los nacionalistas del Kuomintang a refugiarse primero en
Hainan y luego en Taiwán. Sin embargo, la noticia más dura llegó antes de la
proclamación de la República Popular China el 1 de octubre, y es que el 29 de
agosto la Unión Soviética había realizado su primer test nuclear: la detonación
de la bomba RDS-1, de veintidós kilotones, en Kazajistán. Estados Unidos había
perdido el monopolio nuclear.
Durante la
década siguiente, mientras las potencias europeas veían perder sus colonias una
a una (algo que preocupaba a Estados Unidos pues importantes líderes
independentistas como Kwame en Ghana o Nasser en Egipto eran pro soviéticos),
la URSS y los Estados Unidos llevaban a cabo una tensa carrera armamentística:
En 1945 existían tres bombas atómicas en el mundo. Cinco años más tarde el
número de cabezas atómicas ya era de trescientas cuatro. En 1955 la cifra total
era de dos mil seiscientas treinta y seis, incluyendo bombas termonucleares o
de hidrógeno, muchísimo más potentes que las bombas atómicas convencionales de
fisión. La primera bomba termonuclear, la Ivy Mike estadounidense, sería
probada en 1952 en las Islas Marshall, con una potencia de diez megatones. Al
año siguiente los soviéticos ya habían cread un arma similar, la RDS-6. También
en 1952, en Australia, Reino Unido prueba su primera bomba atómica, apodada
Hurricane. Francia se sumará a la lista de países con arsenal nuclear en 1960
con la detonación de la Gerboise Bleue en Argelia. La China de Mao hará lo
propio en 1964 en Lop Nur con la detonación del artefacto 596.
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Véase también: Guerra de Indochina, Guerra civil china y Guerra de Corea
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