Como hemos visto en entradas anteriores, para comienzos de la década de 1970 la gran mayoría de colonias europeas en Asia y África se habían independizado, ya fuese de una forma violenta y que buscaba cortar de raíz toda relación con la métropoli, como ocurrió en Vietnam o en Argelia, o de forma pactada, lo que permitió a las ex metrópolis conservar cierto control sobre los territorios perdidos. Sin embargo, junto a la España franquista que concedió la independencia a Guinea Ecuatorial y Marruecos, no así al Sáhara occidental, existía otro país europeo que se negaba a otorgar la independencia a sus territorios en Asia y África: Portugal.
Este país
se encontraba gobernado desde 1926 por una dictadura derechista conocida como Estado Novo. De 1932 a 1968 el líder del
país sería António de Oliveira Salazar, cuyo régimen, pese a ser considerado
por algunos como cercano al fascismo, se mostró neutral en la Segunda Guerra
Mundial, inclinándose más por el lado de los Aliados que por del Eje, a diferencia
de Franco, lo que permitió que la dictadura no sólo perdurase tanto tiempo,
sino que hizo que Portugal gozase de unas muy buenas relaciones con las
democracias capitalistas de la guerra capitalista.
No
obstante, con la oleada de descolonización de posguerra la imagen internacional
de Portugal se deterioró debido a que Salazar se negaba a dar la independencia
a sus colonias, que desde 1951 gozaban del estatus de provincias. Ya en 1961 en
Angola, la más importante de las colonias portuguesas en África, aparecen los
grupos Movimiento Popular de Liberación de Angola, el MPLA, de ideología
marxista, y Frente Nacional para la Liberación de Angola, FNLA, derechista y
antimarxista. Posteriormente se unirán la Unión Nacional para la Independencia
Total de Angola, la UNITA, igualmente derechista, y el Frente para la
Liberación del Enclave de Cabinda (FLEC), un territorio rico en petróleo y
separado del resto de la colonia por la República Democrática del Congo. El
FLEC lucharía por la independencia de este territorio y una vez Angola se
independizó de Portugal, continuaría luchando contra el nuevo gobierno.
En 1964
empiezan a vivirse combates en la Guinea portuguesa y Cabo Verde. En 1965
comienza a operar el frente de Liberación de Mozambique, el FRELIMO, marxista
al igual que el MPLA. Por otro lado, en Santo Tomé y Príncipe, Timor Oriental y
Macao se vive una cierta calma. El MPLA, el FREMILO y el Partido Africano para
la Independencia de Guinea y Cabo Verde recibirían apoyo chino y sobre todo
soviético. Los separatistas angoleños fueron igualmente apoyados por la Cuba de
Fidel Castro. Portugal recibiría apoyo de la Sudáfrica del Apartheid y Rodesia.
Respecto a Estados Unidos, este país apoyaría tanto a Portugal, miembro de la
OTAN desde su fundación en 1949, como a UNITA en el caso de Angola.
Para
comienzos de la década de 1970 el descontento dentro de la metrópoli era
bastante alto. Estaba claro que intentar conservar las colonias era una causa
perdida. Dentro del ejército el malestar es algo común y son muchos los que se
organizan en torno a grupos clandestinos como el Movimento das Forças Armadas,
que el 25 de abril de 1974 lleva a cabo un golpe de Estado, la Revolución de
los Claveles. Con solamente cuatro fallecimientos, la revuelta, que cuenta con
un gran apoyo popular, logra poner fin a la dictadura. Tras la caída del Estado Novo, todas las colonias, a
excepción de Macao, se independizan.
Sin
embargo, el período post colonial fue caótico en la mayoría de estos
territorios. Mientras que Timor oriental fue invadido por Indonesia, Angola y
Mozambique, donde los marxistas, como principales fuerzas guerrilleras durante
las guerras de independencia, habían llegado al poder, atravesaron sangrientas
guerras civiles en el contexto de la Guerra Fría.
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