Para 1950 Reino Unido había perdido la India, la joya de la corona, pero todavía conservaba numerosas colonias en África. Sin embargo, los problemas no tardaron en aparecer: en 1952 en Kenia estalla una violenta revuelta por parte de las etnias Kikuyu, Meru y Embu, la Rebelión del Mau Mau. Además, el año anterior Winston Churchill, mucho más intransigente en las cuestiones coloniales que Clement Attlee, había vuelto al poder.
La
Rebelión del Mau Mau sería violentamente sofocada en 1956, cuando el líder
rebelde Dedan Kimathi fue capturado. Será ejecutado al año siguiente. Si bien
los británicos lograron vencer a los rebeldes, quedaba claro que la
independencia de sus colonias africanas era solamente cuestión de tiempo.
Más
preocupante era la situación en Egipto, donde en 1952 los generales Mohammed Naguib y Gamal Abdel Nasser llevaron a cabo un golpe de Estado que acabó con la
monarquía y con la influencia británica en el país, que, si bien era
independiente de iure desde 1922, en
la práctica era un protectorado de Reino Unido. Cuando en 1956 Nasser
nacionalizó en Canal de Suez, de propiedad anglo-francesa, Reino Unido, Francia
e Israel se lanzaron a la guerra contra Egipto. No obstante, las presiones
tanto por parte de Estados Unidos como de la Unión Soviética llevaron a la
retirada de las potencias europeas. La Guerra del Sinaí, que es como se conoció
a esta breve contienda, puso de manifiesto que la época colonial ya había
terminado.
Al igual
que Francia, Reino Unido optó por otorgar una independencia pactada a la
mayoría de sus colonias, e intentó conservar el control de una forma más o
menos discreta a través de la Commonwealth of Nations. Sin embargo, lo que
ocurrió en Ghana puso de manifiesto que lo ocurrido en Egipto, con Nasser abandonando
a los británicos y acercándose al bloque soviético, era algo que podía ocurrir
con bastante facilidad. En 1957 se independizaron las colonias de Costa de Oro
y Togolandia, unificadas bajo el gobierno de Kwame Nkrumah, uno de los
principales impulsores del panafricanismo, la ideología que buscaba la unión de
los distintos pueblos del continente en un solo país, así como la vuelta a
África de la diáspora negra en América. Entre las principales medidas de Kwame
se encuentra la creación de la Organización para la Unidad Africana en 1963 y
que en 2002 se trasformó en la Unión Africana.
Kwame,
además de promover el panafricanismo, adoptó medidas socialistas que
incomodaron a Occidente, al igual que su cada vez mayor acercamiento a la URSS.
En 1964 Ghana adopta el unipartidismo y en 1966 es derrocado en un golpe de
Estado al mando de Joseph Arthur Ankrah y apoyado por Estados Unidos. Kwame
hubo de refugiarse en Guinea, que se independizó de Francia en 1958.
Llegados a
este punto es necesario hablar del caso de Sudáfrica, colonia que en 1910 (ocho
años después del final de las Guerras Bóeres entre los británicos y los
afrikáners, de origen neerlandés y localizados en el Estado libre de Orange y
en la República de Transvaal) obtuvo el estatus de dominio, es decir, que
contaba con su propio gobierno y parlamento pero seguía reconociendo a la
monarquía británica, al igual que otros territorios como Canadá, Australia
o Nueva Zelanda, todos de mayoría blanca
o con una población considerable de blancos, como es el caso de Sudáfrica. No
fue hasta después de la Segunda Guerra Mundial que se buscó establecer dominios
formados por población no blanca, como la India o Pakistán, en un intento de
conservar parte del control británico sobre estos territorios.
Si bien
Sudáfrica, al igual que en todas las colonias europeas, la población indígena
estaba discriminada, con la victoria del Partido Nacional en las elecciones de
1948 el racismo aumentó de intensidad. Con la Ley de prohibición de Matrimonios
Mixtos de 1949 comienza el período conocido como Apartheid. Le seguirá la Ley
de Enmienda de Inmoralidad de 1950, que prohibía las relaciones sexuales
mixtas. Ese mismo año se comienza a clasificar a la población sudafricana en
cuatro categorías raciales: blancos, negros, indios y mestizos. Se comenzó a
segregar de acuerdo a estas clasificaciones y se expulsó a más de tres millones
de negros de sus hogares. Muchos de ellos fueron enviados a bantustanes, tanto
en Sudáfrica como en Namibia, territorio controlado por los sudafricanos desde
la Primera Guerra Mundial. Estos eran territorios que funcionaban como reservas
tribales y a los que en algunos casos se les otorgaba la independencia, lo que
provocó que una gran parte de la población negra sudafricana perdiese la
ciudadanía del este país para obtener la de un bantustán.
En las
escuelas, hospitales y en prácticamente todos los aspectos de la vida cotidiana
existía segregación. Las infraestructuras dadas a los negros tenían una peor
calidad y en muchos casos no tenían siquiera electricidad o agua. Los indios,
mestizos y chinos, que eran considerados mestizos de acuerdo a la ley, fueron
igualmente discriminados, pero con unas condiciones ligeramente mejores que las
de los negros. Sin embargo, los inmigrantes chinos de renta alta, por lo
general taiwaneses o hongkoneses, no se vieron afectados por las leyes del
Apartheid, al igual que los judíos. Es más, Israel y Sudáfrica tenían una muy
buena relación, y colaboraron en la creación de armas atómicas, supuestamente
probadas en 1979 en el Océano Índico. Las relaciones con la república de China
de Chiang kai-shek eran igualmente buenas. Y es que el racismo sudafricano era
muy impopular en Occidente, lo que llevó al aislamiento del país, sobre todo a
partir de la Masacre de Sharpeville de 1960 la que sesenta y nueve negros
desarmados fueron asesinados por la policía. Sudáfrica fue expulsada de los
Juegos Olímpicos, de los mundiales de rugby y fútbol y de otras competiciones
deportivas.
Si
hablamos del Apartheid en esta entrada es porque esta política supuso la
independencia total de Sudáfrica respecto a Reino Unido en 1961, tras un
referéndum en el que solamente votó la población blanca, en su mayoría
afrikáner, y por lo tanto con cierto rencor hacia los británicos por la guerra
de comienzos de siglo. El 52% de los votantes acordó independizarse de Reino
Unido.
Además de
en Sudáfrica, el Apartheid también se impuso en la República de Rodesia, el
actual Zimbabue, donde existía una minoría blanca de origen británico. En 1964
Reino Unido otorgó la independencia a Rodesia del Norte, la actual Zambia, pero
se negó a otorgarla a Rodesia del Sur a menos que diera garantías de que el
gobierno sería elegido por sufragio universal, pudiendo votar tanto negros como
blancos. Un año después el primer ministro Ian Smith declaró, tras un
referéndum en el que solamente pudieron votar los blancos, la independencia de
Rodesia, que en 1970 pasó a ser una república.
Ya desde
1964, un año antes de la independencia, se vivía una guerra civil entre el
gobierno de Smith y varias guerrillas. Destacan la Unión Nacional Africana de
Zimbabue (ZANU) y la Unión del Pueblo Africano de Zimbabue (ZAPU), ambas de
ideología socialista. En el contexto de la ruptura sino-soviética, la primera
fue apoyada por China y la segunda por la URSS y Cuba, así como por Zambia.
Rodesia contó con el apoyo de Sudáfrica, Israel y Portugal, en plena guerra colonial en el vecino Mozambique.
La Guerra
civil de Rodesia concluyó en 1979 con la victoria de los insurgentes, el final
del Apartheid y la llegada al poder de Robert Mugabe, del ZANU, tras unas
elecciones democráticas celebradas en 1980 con la supervisión de la
Commonwealth, a la que Rodesia volvió poco tiempo antes de convertirse en Zimbabue.
En el caso de Sudáfrica, el aislamiento internacional y el desgaste de la Guerra
de Independencia de Namibia, iniciada en 1966 y muy vinculada a la Guerra de Independencia
de Angola y a la guerra civil que atravesó el país tras esta, acabaron por
debilitar al gobierno y en 1993 el presidente Frederik Willem de Klerk comienza
las negociaciones con el Congreso Nacional Africano (ANC) de Nelson Mandela,
liberado en 1990, en busca de una transición pacífica a un país multirracial.
En las elecciones de 1994 se permite a la población negra votar por primera vez
y Mandela es elegido presidente de Sudáfrica. Namibia por su parte obtuvo
finalmente la independencia en el año 1990.
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